Se dice que hay un acuerdo de protección entre miembros del Poder Judicial con importantes grupos de poder del llamado PRIAN, que ha beneficiado al exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, para evadir la acción de la justicia en los últimos 14 años, luego de que estalló el llamado “Lydiagate” y que sigue vigente hasta la fecha, ahora que el ex mandatario está en prisión. Y que ese pacto surgió por una idea del ex titular del Poder Ejecutivo de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.
Una fuente bien informada narró lo siguiente: un par de semanas después de que el 14 de febrero de 2006 estalló el audio escándalo del Lydiagate, el tema llegó hasta las altas esferas del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, que en esa época tenía como figura central al tabasqueño Roberto Madrazo Pintado, entonces candidato presidencial y quien además había dirigido al partido durante el sexenio foxista.
Madrazo habría convocado a una reunión urgente para analizar el caso de la detención ilegal de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, pues era un tema que estaba empezando a provocar una fuerte caída en la intención del voto del PRI.
A ese encuentro, según la versión obtenida, habrían estado el poderoso priista Manlio Fabio Beltrones y los entonces gobernadores Fidel Herrera Beltrán y Mario Marín Torres. La presencia de los dos últimos se dio a través de llamadas telefónicas con altavoces.
El primero que habría intervenido era Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien sugirió que el PRI tenía que exigirle a Mario Marín que renunciara a la gubernatura de Puebla como una manera de mandar un mensaje a la opinión pública de que el tricolor no permitiría atropellos contra la libertad de expresión, las mujeres y que no toleraría abusos de poder. Era la oportunidad revertir la mala imagen, presente en amplios sectores del electorado, de que es el partido de la corrupción.
El político sonorense le advirtió a Madrazo que de la manera en que se resolviera el asunto de Mario Marín iba a depender las posibilidades de que el PRI pudiera ganar la elección presidencial de ese año, pues el tricolor marchaba en el tercer lugar de la contienda. Habría sugerido, que utilizando una buena estrategia en el caso Cacho, el partido tenía la oportunidad de mejorar radicalmente su índice de popularidad electoral.
Madrazo entonces preguntó a Marín que opinaba y el mandatario habría respondido, palabras más, palabras menos: “Yo acato lo que decida el partido”.
A continuación le dio la palabra a Fidel Herrera, quien previamente había dialogado con otros gobernadores priistas del país. El veracruzano habría expresado: que, si caía Mario Marín, entonces los opositores al PRI buscarían provocar la caída de otros mandatarios del tricolor y sería una muestra de debilidad de una fuerza política que siempre se destacó por no doblegarse ante las críticas periodísticas.
Herrera, cuenta esta fuente, dijo que la opción no era quitar a Marín, sino buscar un pacto de impunidad a favor del entonces gobernador de Puebla y de todos los mandatarios tricolores de esa época. Utilizar las relaciones que la llamada nomenclatura priista tenía con miembros del Poder Judicial.
Madrazo habría reflexionado varios minutos. Se le veía inseguro. Pero al final acabó optando por la propuesta de Fidel Herrera, sin dar muchas explicaciones.
Le habría dicho a Mario Marín que el PRI cerraría filas a favor de su defensa y que se utilizarían los recursos necesarios para evitar su caída como gobernador de Puebla.
Marín se despidió sin mostrarse efusivo. Fidel Herrera felicitó a Madrazo y colgó. Manlio Fabio Beltrones endureció su rostro, se levantó y le habría dicho con severidad y certeza al candidato priista: “Acabas de perder la elección”.
Si realmente es verdadera esta historia, eso significa que así nació el pacto de miembros del Poder Judicial federal y la nomenclatura priista para proteger al llamado “gober precioso”.
Ese pacto que hace un par de días mencionó Lydia Cacho Ribeiro y que explica, de alguna menera, el amparo que Marín recientemente obtuvo contra el auto de formal prisión que lo tiene encarcelado en Quintana Roo.