Anoche la diputada Tonantzin Fernández Díaz publicó en su cuenta de Twitter un video histriónico en el cual aseguró que los 40 mil pesos que sí le solicitó a su suplente eran producto de un cobro que realizó

Irene Noriega Papaqui, para atender un asunto jurídico que le solicitaron los vecinos de San Rafael Comac y que no resolvió.

Tonantzin Fernández, quien sueña con la candidatura a la alcaldía de San Pedro Cholula, remató su discurso reiterando que ella cumple cabalmente con los tres mandamientos lopezobradoristas: “Yo reafirmo mi compromiso con la Cuarta Transformación, con los principios de no mentir, no robar y sobre todo de no traicionar. Soy una mujer honesta y estoy al lado de la justicia (sic.)”.

Hasta aquí uno pensaría que la diputada realizó lo que cualquier morenista decente realizaría pero pareciera que Fernández Díaz olvidó contarnos algo porque, según su video, ella conocía desde enero la irregularidad en la cual había caído su suplente.

Palabras más, palabras menos, en este pleito entre mujeres, Tonantzin asegura que las acusaciones en su contra por parte de Irene Noriega Papaqui son resultado del enojo de ésta, luego que tuvo que devolver “el 26 de enero” el dinero que les había estafado a los pobladores de San Rafael Comac.

Entonces la duda mata, si la diputada Tonantzin Fernández realmente sabía de esta irregularidad y está súper comprometida con la doctrina de AMLO, ¿Por qué permitió que se llamara a su suplente para poder cumplir con su licencia y chapulinear?, ¿Por qué no advirtió desde enero o febrero la conducta irregular de la mujer que la supliría en el Congreso?

La ausencia de respuestas a estas dudas podría encontrarse en las acusaciones que la propia Irene Noriega Papaqui realizó contra diputada local del distrito 18, también a través de un video.

En su dicho, Noriega Papaqui relata cómo fue llamada y amedrentada para que accediera a entregar la mitad de su dieta legislativa a Tonantzin Fernández y ya de pasó a no aprobar ni hacer ninguna gestión legislativa si antes no contaba con el visto bueno de “la mamá de Tonantzin”.

“Todavía ni he aceptado el cargo de diputada (…) me siento intimidada, me siento acorralada por el poder que están utilizando para opacar mi expresión”, es parte del relato en el que agrega que le retiraron la bolsa y el celular al momento de entrar a la reunión urgente a la cual la habían citado.

La también abogada detalló que no firmó el acuerdo en el que voluntariamente a fuerza donaría la mitad de lo que ganara y regresó a su casa en donde su papá, quien a esas horas de la noche debería estar dormido, le comentó que le había llamado la gente de la diputada y que querían ir a hablar con ella.

¿Quién dice la verdad, quién miente? Juzgue usted mismo.

Lo interesante de esta historia sería preguntarnos si esta práctica ancestral de cobrarle a los suplentes la mitad, o un porcentaje, también se la están aplicando a las y los otros nuevos legisladores.