ndependientemente de quien vaya a ser su adversario por parte del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para la elección del próximo 6 de junio, el que será el candidato del PAN a la alcaldía, Eduardo Rivera Pérez, no debe de perder de vista, que el abstencionismo será otro temible adversario, al cual se tendrá que enfrentar.
Me explico. Una baja participación el día de la elección, sin duda puede beneficiar a quien vaya a ser el candidato de Morena a la alcaldía, ya sea Claudia Rivera o Gabriel Biestro, quienes van a contar con el apoyo de diferentes estructuras en esta elección.
La alcaldesa capitalina carece de estructura propia, ha tratado de crear una, pero es insuficiente; no obstante, cuenta con el apoyo del delegado de Bienestar, Rodrigo Abdala Dartigues, el dueño de los padrones de beneficiarios, pero sobre todo de un hombre que si sabe cómo se hace el trabajo de campo, el senador, Alejandro Armenta Mier.
Del otro lado, si el candidato es el ex líder del Congreso local, Gabriel Biestro Medinilla, este no solo tendrá el apoyo de la estructura estatal al mando de Eric Cotoñeto, sino también de todo el aparato mediático, el cual devastará la imagen del candidato del albiazul, el cual ya ha comenzado a sentir una “probadita” de lo que estamos hablando.
En cualquiera de los casos que tenga que enfrentar, las cosas no van a ser fáciles para Rivera Pérez, quien no puede presumir una estructura propia, ni siquiera la poca o mucha que haya logrado hacer la presidenta de su partido, Genoveva Huerta quien lo detesta y no va a mover un “un solo dedo” a favor del ex alcalde capitalino.
Rivera deberá de confiar en la poca estructura que le pueda brindar su aliado, el presidente del Comité Municipal del PAN, Jesús Zaldívar Benavides y su también aliado, el candidato a diputado federal, Mario Riestra Piña, pero principalmente de lo que le puedan dar priistas y asociaciones civiles, que ven con buenos ojos su postulación.
Pero lo principal para Rivera Pérez deberá de ser el conformar una estructura sólida para cuidar las casillas (casilleros) y por otra parte, incentivar a la población a que a pesar de las restricciones impuestas por el tema del coronavirus, la gente salga a votar y lo haga desde muy temprano.
La última elección a nivel local, la extraordinaria realizada en el 2019, tuvo una participación paupérrima, del 32 por ciento, lo que le alcanzó al hoy gobernador Barbosa, para alzarse con el triunfo sobre el candidato del albiazul, Enrique Cárdenas Sánchez, no obstante, el académico, ganó en los centros urbanos, casi dos a uno.
Este punto, tal vez sea visto como un aliciente para la candidatura de Eduardo Rivera Pérez, si un candidato tan desangelado como Cárdenas le ganó al hoy gobernador dos a uno en la capital y zonas como san Pedro y San Andrés Cholula, él pudiera sentirse confiado de repetir estos números, pero tal vez no sea así.
Algo que no se debe de perder de vista, es que, el hoy gobernador Barbosa ganó gracias a que contaba con una estructura al interior del estado, conformada en su mayoría por simpatizantes del PRI, que se volcaron a su favor.
Es decir, el gobernador perdió la capital, pero ganó la gubernatura porque tenía una estructura, que le permitió imponerse cómodamente en el interior de la entidad y con esto contrarrestar los resultados de la capital.
Eduardo Rivera no debe de confiarse, no hay triunfos en automático y sino que le pregunte a Antonio Sánchez Díaz de Rivera, quien arrancó la campaña del 2007 con 20 puntos de ventaja sobre su adversaria, la priista, Blanca Alcalá, en ese entonces un personaje poco conocido y quien terminó ganando con 20 puntos de ventaja, sobre quien venía de ser subsecretario de Desarrollo Social a nivel federal.
Y aquí otra vez la diferencia la hizo la estructura del PRI, de la mano de un buen producto como resultó ser en ese momento Blanca Alcalá, de la mano de un buen consultor como lo es Rafa Quiroz, quien se anotó la victoria en esa campaña.
No hay triunfos en automático, si Eduardo Rivera no quiere pasar un mal rato, debe de aplicarse con todo en la campaña, enfocarse en tener representantes de casilla en todos los lugares y sobre todo, el incentivar a la gente a que salga a votar, para evitar que la operación política de sus adversarios, le vaya a arrebatar el triunfo.
Al interior del equipo del candidato panista, ya hay quienes hacen “las cuentas de la lechera”, pero deberían de recordar que como reza un muy antiguo refrán, “del plato a la boca”, a veces se cae la sopa”.
Como lo dije, arde San Andrés. Un total de 26 personas se inscribieron para participar en el proceso de selección del candidato de Acción Nacional a la presidencia municipal de San Andrés Cholula, lo que demuestra la falta de capacidad de quien ha conducido este proceso.
De verdad es lamentable ver, la falta de oficio político, lo cual va a derivar en la derrota del albiazul en este lugar, el cual a inicios de año parecía ganable.
El objeto del deseo. Dicen que el regidor con licencia, Sergio Quiroz Corona, se ha transformado en el objeto del deseo de varios partidos políticos, “chicos y grandes”, los cuales ven a nuestro personaje como alguien con capital, para poder abanderar una postulación y con posibilidades de triunfo.
Sergio se ha dado a desear y hasta el momento, no se dicho, ni si, ni no, a ninguna de las ofertas políticas que ha escuchado. “Se ha dejado querer, pero no da su brazo a torcer”. Ya veremos.