El Instituto Estatal Electoral de Puebla recibió un recorte presupuestal para este año del 87.9 por ciento, lo cual pone en riesgo la elección programada para el 6 de junio de este año.
Y es que, aunque el Instituto Nacional Electoral (INE) se dijo preocupado por los problemas financieros que enfrentan los Órganos Electorales Locales (Oples) de 28 estados, entre ellos Puebla, por recortes, retención de recursos o indefinición de ampliaciones presupuestales solicitadas, tampoco hace nada para remediar esta situación.
Todo parece indicar que esta difícil situación por la que a traviesa el INE y los organismos electorales locales, obedece a una estrategia del presidente López para mantener el control de la elección del este año, en donde se juega la mayoría en la Cámara de Diputados y la continuidad de su proyecto.
No hay ninguna garantía de igualdad y de equidad en esta contienda con órganos electorales en una difícil situación económica y sin lo mínimo para poder hacer frente a la organización de los procesos, que arranca en Puebla en el mes de abril a nivel federal y en el plano local en el mes de mayo.
Para el caso de Puebla, un recorte presupuestal de casi el 90 por ciento pone en riesgo la organización del proceso o al menos, una buena conducción, pero, sobre todo, el que la elección se lleve a cabo con transparencia y con mecanismos que brinden certeza al electorado, esto es sumamente grave.
Del total de entidades, ocho estados sufrieron recortes de más de 30 por ciento y sus organismos necesitan el suministro oportuno de los recursos aprobados por los congresos estatales.
De acuerdo con la información dada a conocer en la sesión extraordinaria del jueves, hay organismos estatales cuyos presupuestos enfrentaron un recorte a lo solicitado originalmente, que llegó hasta alrededor del 80 por ciento en algunos casos.
Las entidades con la mayor reducción de presupuesto son Oaxaca, con recorte de 89.4 por ciento; Puebla, 87.99 por ciento; Morelos, 79.97 por ciento y Durango con 51.89 por ciento. Les siguen Sinaloa, 42.43 por ciento; Aguascalientes, 38.4 por ciento; Ciudad de México 37.1 por ciento y Nuevo León con 33.3 por ciento.
¿Se les puede exigir a estas autoridades electorales que entreguen buenos resultados? La respuesta yo creo es no. Y es de esta forma, porque no se les puede exigir una buena actuación al árbitro de la contienda, cuando llega con única y exclusivamente con lo necesario y si cuando contaban con todos los recursos, siempre hubo dudas sobre su actuación, pues más a mi favor, ahora que no hay dinero suficiente.
Por eso puedo decir que la elección está en riesgo y tal vez no en la capital del estado, sino en los lugares más alejados en donde difícilmente se cuenta con lo necesario para que haya elecciones limpias y transparentes.
Hay que decirlo con todas sus letras, es a todas luces una maniobra más del presidente López, quien quiere desaparecer a todos los organismos autónomos, para que sea el estado, el que de nueva cuenta organice las elecciones, como en los viejos tiempos, cuando desde Bucareli, se decía quien perdía y quien ganaba.
La extinción de los Oples es el primer paso para darle cristiana sepultura al INE; el cual, ha resultado un estorbo para el presidente, quien busca acabar con la incipiente democracia mexicana, la cual estará en peligro si logra obtener la mayoría absoluta de nueva cuenta en la cámara de diputados.
No es un asunto menor el hecho de poner casi al borde del colapso a los Organismos Locales, los cuales van a pagar “los platos rotos” de una elección, que, si bien es cierto, se realiza en medio de una terrible pandemia, también lo es que será la que enfrenta las peores condiciones en los últimos años.
No estoy a favor del dispendio, pero queda claro que lo que se busca esa ahogar económicamente a los Oples, con la finalidad de poder justificar su desaparición y una nueva concentración más de poder, en manos de quien por supuesto, beneficie el régimen.
Reprobable, la violencia y el vandalismo. Sin duda todos estamos a favor de los derechos de las mujeres y a su libertad de manifestarse en contra del gobierno federal, el cual como lo dije ayer, literalmente, ni las ve, ni las oye.
Sin embargo, es reprobable los hechos de violencia que se suscitaron ayer en las marchas organizadas por varios colectivos feministas en la entidad y que derivaron en actos de violencia y vandalismo, en contra de inmuebles públicos e históricos de la ciudad.
Que diferencia entre la manifestación que el año pasado sacudió a Puebla, en donde más de 100 mil estudiantes, movieron la conciencia de la ciudad levítica, en un acto de perfecta organización y silencio, misma que contraste con estos hechos de violencia y vandalismo.
Mal, muy mal parados quedaron de nueva cuenta, quienes participaron en este evento, sólitas deslegitimaron su movimiento. Lástima.