La vida es un espectáculo barato.
Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, baila desaforadamente con una chica que la mayor parte del tiempo le da la espalda.
Eso no parece importarle a quien desde que llegó a la dirigencia nacional vive la vida loca.
Ya la vivía anteriormente, pero no encabezaba el partido fundado por el presidente López Obrador, mismo que tiene como ejes claves la austeridad, la prudencia, la medianía juarista y el combate a la corrupción.
(Para el presidente, la corrupción engloba los excesos, la frivolidad y todo aquello que tenga que ver con la extraordinary life que —ya se ve en el video que es un escándalo en Twitter— lleva Mario Delgado con pasión y furia.
Nuestro personaje baila técnicamente intoxicado.
(No sabemos si de alcohol o de drogas, o de ambos).
Baila y canta “Besos de ceniza”, de Timbiriche, como un adolescente, mientras la chica le da la espalda perseverantemente.
Pero a él no parece importarle.
Faltaba menos.
Él es el presidente del partido del presidente, y con eso basta.
Se entiende ahora el flaco resultado de su gestión en Morena y sus alianzas con personajes como Ricardo Monreal y Alejandro Armenta, entre otros.
Y es que está tan distraído en su papel de Sugar Daddy o Chavo Ruco que lo demás es lo de menos.
Y mientras Bertha Luján hace y deshace en Morena,
Delgado sólo quiere divertirse.
Por cierto:
Según Animal Político, Clara Luz —la candidata de Morena en Nuevo León— y él formaron parte, a su manera, de un eslabón significativo de la secta de Keith Raniere, depredador sexual que duerme en prisión de un tiempo a esta parte.
¡Viva la vida loca!
El Caso Loranca. Conocí al magistrado Carlos Loranca en la mesa de Rodrigo López Sainz.
Desde entonces, en distintos momentos, encontré a un hombre educado, de buena charla y de excelente humor.
Lo volví a ver en otra buena mesa: la de Santi Barcena padre.
A veces lo hallaba en el restaurante Azur.
Todo iba bien en su vida de magistrado federal hasta que tuvo la mala fortuna de estar en el lugar equivocado con gente equivocada.
Una foto en la que aparecen, entre otros, Javier Lozano Alarcón y un personaje llamado El Cachetes le generó una andanada de insultos y descalificaciones que culminaron con varios procesos: uno administrativo y otro mediático.
De entrada, a Carlos Loranca se le inició un procedimiento por irregularidades en su declaración patrimonial.
Dicho proceso, hay que decirlo, no ha concluido, una vez que el caso tiene que ser revisado por una instancia superior.
A esta historia, pues, le faltan varias importantes páginas.
Fitis ritis in mermerus, locutus aproni