Rafael Moreno Valle Rosas fue una de las figuras centrales que posibilitó el más grande desfalco en México en contra una institución filantrópica, pues siendo gobernador de Puebla se negó a frenar el saqueo de 720 millones de dólares de la Fundación Mary Street Jenkins (FMSJ) cuyo patrimonio acabó radicado en el paraíso fiscal de Barbados. El mandatario se llevó a la tumba el secreto de por qué tuvo una actitud permisiva frente a ese fraude. Conocedores del tema creen que tal vez planeaba utilizar a su favor ese conflicto para tener una fuente extranjera de financiamiento a su proyecto de ser candidato presidencial.
Dicho de otra manera, tal vez quería repetir un esquema similar al de Amigos Fox, que fue una sociedad civil que se formó en 1998 para obtener donativos a favor de la campaña presidencial del panista Vicente Fox Quesada en el año 2000. Luego de los comicios de ese año, se supo que a través de esa organización se recibieron fondos triangulados desde el extranjero y aunque fue un escándalo mayúsculo, nunca se supo el origen de esos capitales.
Se dice que Moreno Valle habría visto esa oportunidad en lo que hicieron 6 miembros de la familia Jenkins de transferir todo el patrimonio de la FMSJ a una isla de las Antillas Menores. En ese sentido, se abría la posibilidad que desde ese país caribeño un grupo de mexicanos pudieran aportar fondos a su hipotética campaña por la presidencia de la República, sin que lo acusaran de extraer fondos públicos de Puebla para pagar los gastos de su periplo electoral.
Moreno Valle fracasó en su intento de ser candidato presidencial en los comicios de 2018, al haber sido desplazado de esa posibilidad por el panista Ricardo Anaya Cortés. Sin embargo, ya se preparaba para regresar al mismo proyecto en el proceso electoral de 2024. En diciembre de hace tres años estaba en la vía de convertirse en el principal líder opositor a la 4T, desde la posición que ocupaba en el Senado de la República y el control que tenía del Poder Ejecutivo de Puebla.
Cuando ocurrió el desfalco contra la FMSJ fue notoria la relación de amistad que había entre Moreno Valle y Roberto Jenkins de Landa, quien de acuerdo a la denuncia que se presentó contra 6 integrantes de la familia Jenkins, el segundo de ellos habría sido uno de los artífices del desfalco y era un personaje asiduo a acompañar al entonces mandatario a actos públicos que eran de mucha relevancia para el morenovallismo, como la inauguración del Museo Internacional del Barroco, una obra abusiva que le costó 7 mil 500 millones de pesos a la hacienda pública del estado.
El entramado
El fraude o desfalco que se cometió contra la FMSJ, que era la fundación más importante de México, aún por encima de la del magnate Carlos Slim, ocurrió al final del sexenio morenovallista y podía haber sido frenado, o sancionado, por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada, que es una instancia creada en Puebla para vigilar a las instituciones asistenciales públicas y del ámbito particular.
Se dice que aunque hubo una denuncia formal contra lo que pasaba en dicha fundación, hubo una orden contundente desde la cúpula del Poder Ejecutivo de que Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada no tenía porque involucrarse en este conflicto.
La historia de este asunto, más o menos, es la siguiente:
Guillermo Jenkins Landa, quien es nieto de William Jenkins el creador de la FMSJ, estaba dispuesto a respetar lo que dejó plasmado su abuelo de que el patrimonio de la Fundación Mery Street Jenkins, valuado en la actualidad en unos 720 millones de dólares, no sería tocado por nadie y sus beneficios económicos se utilizarían únicamente para obras filantrópicas.
Esa opinión no le tenían sus padres, Elodia de Landa Irízar y Guillermo Jenkins Anstead, quien es hijo de William Jenkins. Junto con otros cuatro miembros de la familia.
De acuerdo a la denuncia que en su momento presentó Guillermo Jenkins Landa, sus familiares primero lo echaron del Patronato de la fundación y eso posibilitó el siguiente paso con el que se fraguó el fraude:
A principios de 2014, la Fundación Jenkins –que abrevió su nombre– de manera peculiar dona la totalidad del patrimonio de lo que había sido la FMST, dejando vacías las arcas financieras de dicha agrupación. El beneficiario de esa concesión es la Fundación Bienestar de la Filantropía.
Luego se supo que los mismos integrantes de la Fundación Jenkins eran los integrantes de la Fundación Bienestar de la Filantropía, sólo que con la segunda de estas instituciones ya no tuvieron el impedimento de que los 720 millones de pesos salieran de México y fueran radicados en la isla de Barbados, que es un importante paraíso fiscal, lo que permite entre otros beneficios es que se pueda destinar dicho dinero para fines privados y no tener que justificar fines filantrópicos o de asistencia social.
En 2016 se presentó la denuncia formal contra esa transferencia, al considerarse que es un engaño el donativo de los 720 millones de dólares, que se acabó consumiendo el patrimonio de la Fundación Jenkins mediante un fraude y se evadió las responsabilidades con el fisco.
Ahora lo que se exige es restituir esos fondos y encarcelar a los responsables. Todo queda en la misma familia: los que acusan y los que ahora tienen órdenes de aprehensión en su contra.