Cuitlatlán
Por Fermín Alejandro García
Una poderosa pareja de defraudadores internacionales, radicados en Puebla, hace unos días ha logrado librar toda acción de la justicia, al salir de prisión –uno de ellos– y evitar que se ejecutara una nueva orden de aprehensión en contra de ambos. La gravedad de este caso radica en que existe la sospecha de que ese acto de impunidad habría sido posible por la relación que ese matrimonio guarda con Dulce María Silva Hernández, la esposa de César Yáñez, quien fue el vocero de Andrés Manuel López Obrador a lo largo de su última campaña electoral.
Es un escándalo que embarra al fiscal general del estado de Puebla, Gilberto Higuera Bernal; al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez; y al magistrado Alberto Miranda Guerra, quienes habrían intervenido para que el matrimonio formado por Luis Rodrigo Arias Medina y Erika Sayuri García Chávez, a mediados de la semana pasada, fueran liberados de todos los procesos legales que había en su contra por presuntamente encabezar una red de fraudes millonarios.
Dulce María Silva Hernández y César Yáñez fueron los autores de la celebre “boda fifi”, que constituyó el primer escándalo que enfrentó Andrés Manuel López Obrador, cuando apenas era presidente electo, por la ostentación de la fiesta –que habría costado 10 millones de pesos– en que se unieron en matrimonio ambos personajes y que estuvo bajo la sospecha de que habría sido financiada por el gobierno de José Antonio Gali Fayad y por aprobación de Rafael Moreno Valle Rosas, que en 2018, era el jefe del poder político de Puebla.
Alguna vez Andrés Manuel López Obrador hizo pública una proclama en la cual advertía que no toleraría la corrupción de sus colaboradores, misma que se interpretó que había sido motivada por un escándalo de Dulce María Silva, quien por la influencia que logró con el morenovallismo, ya había protagonizado en Puebla un escándalo por torcer el rumbo de la justicia. Parece que esa advertencia no surtió el efecto necesario. Esta es la nueva historia:
Luis Rodrigo Arias Medina fue detenido mediante el proceso 916/2019/Puebla luego de que lo acusaron de haber cometido fraudes por más de 300 millones de pesos consistentes en ofrecer altas ganancias financieras con la adquisición de empresas en el extranjero, para lo cual utilizaba sellos oficiales de notarías y avales de grandes corporativos para hacer creer que eran operaciones legales, lo cual no era así.
Desde un principio surgió la sospecha de que su esposa, Erika Sayuri García Chávez, era cómplice del supuesto defraudador. Por esa razón surgieron dos distintos procesos legales contra esta pareja. En el primero, ella fue detenida a mediados de este año y salió casi inmediato.
Y la semana pasada estaba lista para ejecutarse una nueva orden de aprehensión en su contra y de su marido, quien estaba recluido en un penal de Puebla. La segunda acusación es por un fraude de 1.5 millones de dólares.
La peculiaridad de esta pareja, es que se dice que existe una muy fuerte amistad que ha hermanado a Dulce María Silva Hernández y Erika Sayuri García Chávez. De tal manera, que la esposa de César Yáñez habría intervenido en un par de ocasiones a favor de su amiga. La primera fue para que rápidamente fuera liberada cuando había sido detenida a mediados de este año, dicen fuentes bien informadas.
La segunda intervención de Dulce María Silva se habría dejado sentir en días pasados. Cuentan los enterados que la esposa de César Yáñez habría buscado los buenos oficios del titular de la Fiscalía General del Estado, Gilberto Higueras, para frenar la orden de aprehensión contra el matrimonio Arias–García por el aparente fraude de 1.5 millones de dólares.
Y que luego de ello, el asunto llegara a las oficinas de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia para que finalmente el magistrado Alberto Miranda emitiera la toca –con el número 17/2019– en la Quinta Sala Unitaria del Poder Judicial, lo cual permitió que se revocara el proceso que se le seguía a Luis Rodrigo Arias Medina y saliera de prisión como si nada hubiera pasado con el presunto de fraude de 300 millones de pesos.
Con ello, la pareja amiga de Dulce María Silva están libres de la justicia poblana y hasta perdón les pidieron.