La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía
Juran que Javier Lozano Alarcón ya le dijo a la diputada local Patricia Leal Islas que se prepare para ocupar su escaño en el Senado de la República en los próximos días, una vez que él rinda protesta como Jefe de la Oficina del gobernador José Antonio Gali Fayad.
(Roberto Moya, actual titular de esa importante área con el gobernador Moreno Valle, ya empezó a hacer maletas).
Esto —de confirmarse— será el primero de febrero, cuando el nuevo gobierno estatal arranque sus trabajos.
Lozano fue vocero y coordinador de la campaña electoral y del equipo de Transición, lo que lo posicionó muy bien con el resto de los futuros funcionarios y, sobre todo, con el nuevo gobernador.
Hay quienes se quejan del estilo rudo de Lozano, quien como tuitstar ha protagonizado debates brutales con diversos personajes de la política nacional.
Todos los días, desde temprana hora, y una vez que arrancó su día con los ya clásicos Avisos Parroquiales, Javier Lozano empieza a encender la estufa tuitera con comentarios ácidos, críticos y muchas veces puntuales, siempre con una frase que se ha convertido en rúbrica: “no sean ordinarios”.
No faltan en la historia quienes lo descalifican a la menor provocación.
No escasean tampoco las réplicas de nuestro personaje.
A sus 54 años de edad, Lozano tiene una larga carrera en la administración pública.
Fue contralor general de PEMEX a los 32 años y posteriormente subsecretario de la SCT.
Más tarde: subsecretario de Gobernación —en el sexenio de Ernesto Zedillo— y presidente de la Comisión de Telecomunicaciones.
Ya con Felipe Calderón, Javier Lozano se desempeñó como secretario del Trabajo y Previsión Social.
Pocos lo saben, pero nuestro personaje estudió dos carreras al mismo tiempo: Derecho y Música.
(Es pianista concertista y un gran apasionado y conocedor de la ópera, la música de cámara y —faltaba menos— la salsa).
La eventual salida del Congreso local de Patricia Leal generaría un conflicto.
Y es que su suplente es Carolina Bouregard, quien, en palabras del columnista Ricardo Morales, está “identificada con la ultraderecha poblana y específicamente con el expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez”.
Todo parece estar listo.
En el cuarto piso del CIS, donde despachará Lozano, hay un movimiento inusitado: el clásico movimiento de final de sexenio: un movimiento parecido al de alguna sonata de Mozart, del que tanto gusta el próximo Jefe de la Oficina del Gobernador Gali… o Jefe de la Secretaría Técnica del Gabinete, como el columnista Arturo Luna dice que se llamará en el nuevo gobierno.
En la Muerte de Inma
Inmaculada Castillo de Montoya, Inma, fue una mujer brillante y culta toda su vida.
Gran amiga de sus amigos, vivió siempre con los ojos iluminados.
Ahí donde estaba, donde pasaba, dejó invariablemente un halo de generosidad extrema.
Fue compañera final de un sabio mexicano: Gastón García Cantú.
Verlos juntos fue imborrable.
Recuerdo un cuadro de Chucho Reyes Ferreira en su sala de la que fue su residencia.
Era su orgullo.
Uno de sus orgullos.
Los otros eran Efrén e Inma, sus hijos.
Ésta última falleció hace algunos meses.
Por Inma grande conocí a don Roberto Trauwitz en Bodegas del Molino.
Dos veces comimos juntos.
Fueron comidas largas cargadas de talento y generosidad, valores que ellos siempre cultivaron.
Hace unos momentos me enteré que Inma dejó este Valle de Lágrimas.
Su muerte me paralizó.
Los recuerdos se agolparon.
Comparto con el lector mí estupefacción.
Descanse en paz quien en vida dio tanto.
Un abrazo cariñoso a Efrén, su hijo, quien siempre la cuidó.