Serpientes y Escaleras por Ricardo Morales
Aunque a últimas fechas el priismo local ha dado un giro de 180 grados en su discurso y hoy parece ser una real oposición al gobernador, Rafael Moreno Valle, este partido carece de la calidad moral suficiente, para convertirse en el motor de la sociedad, que se queja de la administración estatal.
Al PRI simplemente le queda grande el papel de opositores y sus hechos lo condenan. Simplemente parece hoy oportunistas buscando capitalizar políticamente el descontento que existe entre una parte de la sociedad por la mala planeación en las obras, los despidos en varios niveles de gobierno y el estilo de gobierno implementado.
Pero el PRI no convence precisamente porque durante casi 5 años, no solo calló, sino en muchos de los casos hasta convalido gran parte de estos puntos que hoy critican, lo que les resta autoridad moral para encabezar hoy el movimiento antimorenovallista.
Me explicó, no es lo mismo la voz de un rector como el de la Ibero, Fernando Fernández Font, el cual desde un principio ha mantenido una línea crítica hacia la administración estatal, una de las pocas, que la de hora priistas, los cuales en apariencia, encontraron de repente el valor perdido durante casi 5 años, durante los cuales callaron ante estos hechos que hoy condenan. Oportunistas ¿Les podemos creer?
¿Dónde estuvieron las voces de estos “críticos” durante casi 5 años? ¿Por qué hoy de pronto al parecer recuperaron el valor? Tal vez influye el aspecto electoral y también su hambre de poder, por encima de ser realmente líderes sociales. Y pongo otro ejemplo.
Durante meses la única voz crítica que equivocada o no, solo escuche, fue la de la ahora exdiputada federal, Roxana Luna Porquillo, la cual a pesar de ser mujer, demostró tener mejor puestas las amígdalas que muchos de estos “líderes sociales”. Mis respetos para Luna y su activismo, aunque no avalo sus métodos.
La misma dirigencia estatal del PRI ahora en manos de Ana Isabel Allende Cano, al parecer recobró la memoria y su espíritu crítico, pero solo previo a la elección federal, antes nunca se atrevió a decir, ni “pio”, pues tenían miedo, ahora que ya declina el poder, recuperan su espíritu crítico. ¿Les creemos?
Cuando ocurrieron los acontecimientos de Chalchihuapan, ni siquiera se escuchó la voz del PRI, mejor la dirigencia estatal del PAN, encabezada por un valiente Rafael Micalco Méndez se atrevió a fijar una postura, tal vez porque unos meses más tarde, al priismo lo sacudió el terrible caso de Ayotzinapa, el cual a un año de distancia, sigue sin esclarecerse y siendo una mancha para nuestro país.
Yo por esto y muchas cosas más, no le puedo creer al PRI, ni a los priistas, que durante 5 años, perdieron las agallas y practicaron la política del avestruz, agachando la cabeza y haciendo como si nada pasará en Puebla.
Me queda claro que un buen sector de la población reclama un cambio, reclama un viraje en la forma en que se ha ejercido el poder en la entidad del 2011 a la fecha, pero también me queda claro que ni el PRI, ni ninguno de sus “principales cuadros”, significan eso. Los poblanos no necesitamos cambiar de amo, sino dejar de ser “perros”.
El probable retorno el PRI a la gubernatura en el 2016, en caso de imponerse en las próximas elecciones, aunque sea por un año y 8 meses, solo sería “quítate tú, para que ahora lo haga yo”.
Basta recordar también, la doble moral mostrada por el tricolor en el caso de la reforma electoral realizada en Puebla, en donde los priistas en el Congreso local, pusieron el “grito al cielo”, ante los “candados” impuestos por la legislatura local, a las llamadas “candidaturas independientes”, pero no quieren ni hablar, de lo que hicieron en la materia congresos con mayoría priista como el de Tamaulipas, Veracruz y Tlaxcala, solo por citar algunos ejemplos.
Por qué no en un ejercicio real de oposición, los priistas no condenan a sus compañeros legisladores de esos estados y los gobernadores de aquellas entidades, que tal como ocurre acá en Puebla, solo siguieron indicaciones.
Por estas y por muchas razones más, es que no les puedo creer a los priistas que hoy sean una oposición real y ejemplos aún abundan y que no me hagan hablar más.