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Puebla es el estado con menor incidencia en casos de diabetes tipo II. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, el porcentaje registrado en 2013 indicaba que apenas 0.254% de los poblanos padecía esta enfermedad, con 254.36 casos por cada 10 mil habitantes.
En cambio, a nivel nacional, el porcentaje es de casi el doble, con 0.413% de casos de diabetes, según el promedio establecido por Salud Federal.
La diabetes tipo II es la novena enfermedad más común en México y una de las 20 enfermedades más comunes en Puebla, junto con infecciones respiratorias agudas, infecciones intestinales y de vías urinarias, úlceras, gastritis e hipertensión arterial, entre otros padecimientos.
De acuerdo con el estudio “Costos de la Diabetes en América Latina”, que consultó Imagen Poblana, de cada 100 pesos gastados en México en el rubro de la diabetes, 33 son invertidos en personas aseguradas y 15 pesos en la población no asegurada.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición correspondiente al año 2012 indica que 42% de personas diagnosticadas con diabetes es derechohabiente del IMSS, 12% de otras instituciones de seguridad y 16% no cuenta con protección en salud de ningún tipo.
De ese porcentaje, el 27.5% no se atendió en por lo menos un año, no obstante los altos costos que implica la atención a esta enfermedad.
Para una familia poblana contar con un miembro diagnosticado con diabetes representa un impacto económico altísimo. Según la investigación “Costos de la Diabetes en América Latina”, el gasto por persona con diabetes en México es de 892.53 dólares anuales.
Considerando el tipo de cambio actual en 15.39 pesos, esto representa un gasto de 13 mil 736 pesos, es decir, lo equivalente a 212.3 salarios mínimos o 201.2 si consideramos el próximo aumento al salario mínimo en Puebla.
A esos gastos, correspondientes solo al medicamento, hay que sumar las consultas, de acuerdo con lo informado por Gabriela Allard Taboada, presidenta de la Asociación Mexicana de Diabetes, en un foro reciente.
Sin embargo, el problema va más allá: la productividad perdida por muerte prematura y discapacidad temporal o permanente son otras de las consecuencias económicas de la diabetes.