El diario The New York Times identificó a través de documentos confidenciales de Walmart, 19 tiendas y almacenes en México donde dicha cadena comercial pagó sobornos para obtener los permisos y construirlos entre 2003 y 2004.
De acuerdo con una nota del periódico Reforma, la investigación revela que, gracias a ocho pagos por más de 341 mil dólares en total, se edificó sin licencia de construcción, permiso ambiental ni estudio de impacto urbano un Sam’s Club cerca de la Basílica de Guadalupe.
Además, con nueve pagos por más de 765 mil dólares en total, construyó un centro de distribución de refrigerado en un valle ambientalmente frágil al norte de la Ciudad de México en un área donde la electricidad es tan escasa que muchos pequeños desarrolladores han tenido que abandonar la zona.
En Teotihuacán, el diario descubrió que ejecutivos de Walmart aprobaron al menos cuatro sobornos por más de 200 mil dólares a distintos funcionarios del Estado de México, para erigir en 2004 una tienda en un predio ubicado a kilómetro y medio de las Pirámides.
Pero antes de iniciar la obra, un obstáculo se interponía en el camino: tras años de estudios, las autoridades municipales acababan de aprobar un nuevo mapa de zonificación para limitar el crecimiento cerca de las Pirámides, y como resultado, el mapa de zonificación del 2003 prohibía el desarrollo comercial.
En la sede de Walmart de México, en el DF, los ejecutivos no querían verse frustrados por una decisión de zonificación poco favorable. Por ello, según muestran registros y entrevistas, decidieron deshacer el daño con sobornos.
El plan era sencillo. El mapa de zonificación no se convertiría en ley hasta que fuera publicado en la Gaceta del Gobierno mexiquense. Así que Walmart hizo un arreglo para sobornar a un funcionario para cambiar el mapa antes de que fuera publicado, y así permitir la construcción de comercios.
Wal-Mart fue un corruptor agresivo y creativo. Que ofrece grandes beneficios para obtener lo que la ley le prohibía”, aseguró el diario ayer, tras meses de investigar el rastro de corrupción de la compañía por este país.
“El proceso de apertura de la tienda Bodega Aurrerá en San Juan Teotihuacán que tuvo lugar en 2003-2004, al que hace referencia el artículo de The New York Times, forma parte de la investigación que Wal-Mart Stores Inc. está realizando con abogados y peritos independientes desde fines de 2011”, informó la empresa en un comunicado ayer por la noche.
“Wal-Mart de México y Centroamérica ha tenido como prioridades colaborar con la investigación y proteger la independencia de la misma. Con este fin, mientras las investigaciones sigan su curso, la empresa no hará comentarios sobre alegatos o acusaciones específicos”, según se publica en una nota del diario 24 Horas.
El soborno una constante
Walmart de México comenzó la obra de Teotihuacán a mediados de 2004, lo cual provocó una férrea oposición de la comunidad, ante el proyecto de erigir la plaza comercial cerca de un tesoro cultural que, además, golpearía la economía de los mercados públicos y acarrearía embotellamientos.
Según la información del periódico Reforma, huelgas de hambre y plantones acapararon los medios noticiosos de México, pero la historia del mapa alterado seguía siendo un secreto. La tienda abrió para Navidad del 2004.
El secreto se mantuvo aún después de que un ex abogado de Walmart contactó a ejecutivos de la empresa en Bentonville, Arkansas, y les dijo cómo se recurría como rutina al soborno, citando el mapa alterado.
Dicho relato prendió las alarmas a los más altos niveles de Walmart y provocó una investigación interna.
Pero los líderes de Walmart cerraron la investigación en 2006, aún cuando sus investigadores habían encontrado una abundancia de evidencia de corrupción.
The New York Times siguió la investigación interna donde Walmart se detuvo, y recopiló decenas de miles de documentos relacionados con los permisos, incluyendo 15 horas de entrevistas con el ex abogado, Sergio Cicero Zapata.
La investigación revela que Walmart no fue la víctima de una cultura corrupta que insistía en sobornos como el costo de hacer negocios, y tampoco pagó sobornos simplemente para acelerar aprobaciones rutinarias; más bien, fue un corruptor agresivo y creativo que ofrecía grandes pagos para obtener lo que la ley prohibía.