Tras varios días de silencio y crecientes críticas por su viaje a Japón, Andy López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y actual secretario de organización de Morena, emitió un comunicado para justificar su ausencia del Consejo Nacional del partido y las acusaciones de haber viajado en condiciones de lujo que contrastan con los principios de “austeridad republicana” que él mismo dice compartir.
Sin embargo, en su intento por aclarar, López Beltrán terminó exhibiendo contradicciones que han encendido aún más la polémica.
“Viaje austero”, pero en hotel de lujo
En su comunicado, López Beltrán afirma que su viaje fue costeado con sus propios recursos y que se hospedó en un hotel de 7 mil 500 pesos por noche, desayuno incluido. Aunque aclara que no se trató de un hotel de 50 mil pesos como circuló en redes, el monto sigue siendo inaccesible para la mayoría de los mexicanos y desentona con el discurso de “vivir en la justa medianía”, promovido por su padre y por la 4T.
“Desde niño aprendí […] que el poder es humildad”, escribió. Una declaración que, leída desde una suite de 7 mil 500 pesos diarios, ha sido motivo de burlas y críticas en redes sociales.
“Nosotros no somos corruptos”, pero sin pruebas
López Beltrán negó haber utilizado un jet privado o un avión militar, pero no presentó comprobantes, boletos ni itinerarios que respalden su versión. Una foto del pase de abordar habría sido suficiente para zanjar el debate, pero en lugar de eso, optó por una defensa discursiva donde acusa a sus críticos de “hipócritas conservadores” y de emprender una campaña de “linchamiento político”.
La falta de transparencia sobre los detalles de su viaje, especialmente en un entorno político donde Morena exige rendición de cuentas y rechaza los privilegios del pasado, ha generado suspicacia incluso entre simpatizantes del movimiento.
Las contradicciones
En su mensaje, el hijo del expresidente intenta victimizarse al señalar que fue “acosado” por “espías” de sus adversarios, por el simple hecho de haber sido fotografiado en lugares públicos. Pero olvida que, como figura pública y dirigente nacional de Morena, sus actos están bajo el escrutinio ciudadano.
En días pasados, la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, salió en defensa del secretario de Organización del partido con un argumento de sobre conocido, pero endeble: “la derecha y la oposición quieren instalar la narrativa de que somos iguales… ¡Y no lo somos!”, dijo.
Por su parte, José Ramón López Beltrán, su hermano mayor, se pronunció, aunque de forma ambigua, reconociendo que la familia López Obrador “tiene en sus manos una herencia monumental” y que sus actos serán juzgados bajo ese estándar.
Mientras tanto, las redes sociales y la opinión pública siguen cuestionando si el discurso de la 4T se sostiene en los hechos, o si se trata solo de una narrativa que se aplica según la conveniencia del personaje.