En días pasados, el medio Latinus informó que el Ejército mexicano recibió órdenes para conseguir medicamentos para tratar a José Ramón López Beltrán, el hijo mayor del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando se contagió de COVID-19 en febrero de 2021.
El medio reportó que tres soldados fueron los encargados de recoger Remdesivir y Baricitinib, medicamentos que no están aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por lo tanto, estos medicinas no estaban disponibles para el resto de mexicanos que se contagiaron con el virus, sin importar que estuvieran graves u hospitalizados.
De esta manera, los tres elementos del ejército acudieron al almacén central de la Secretaría de Salud en Ciudad de México y a la Aduana del Aeropuerto Internacional para recoger los medicamentos y llevarlos al Hospital Central Militar, lugar en donde era atendido José Ramón.
Además, Latinus también reportó que en el uniforme de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no solo le dieron un trato especial a José Ramón, sino también a Carolyn Adams, su esposa, quien también había dado positivo a COVID-19. Así, el Ejército le brindó un servicio de enfermería y consultas en su casa, además, como si esto fuera poco, personal militar también se encargó del aseo del inmueble mientras ella estaba enferma.
El comunicador Carlos Loret de Mola, en su programa “Loret en Latinus: 13 de marzo”, señaló que el medio para el que trabaja pudo acceder a esta información ya que el informe militar fue parte de los documentos filtrados Guacamaya Leaks.
El comunicador señaló que el medicamento Remdesivir estaba prohibido al público por decisión del Gobierno de México, pues el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, negó que dicho medicamento fuera efectivo para tratar la COVID-19. Añadió que en Estados Unidos su uso se aprobó en octubre de 2020, pero solo para casos de emergencia. A pesar de la prohibición de López-Gatell, el Ejército se lo proporcionaba a José Ramón López.
Loret de Mola informó que si México hubiera seguido el ejemplo de Estados Unidos y hubiera prescrito este medicamento para los pacientes graves, muchas vidas se habrían salvado.
Durante el programa, Loret de Mola mostró el testimonio de Salvador Mejía, familiar de víctimas de COVID-19, quien narró que intentó comprar Remdesivir para dárselo a su padre y su hermano, pero en el hospital le dijeron que era imposible exportarlo y suministrarlo a sus familiares, por lo que su padre y su hermanos murieron.
“José Ramón López Beltrán hoy puede abrazar a sus dos hijos y mi hermano no. El presidente de México puede abrazar a sus nietos, pero los hijos de mi hermano no pueden abrazar a su abuelo”, dijo entre lágrimas Salvador Mejía.
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