El 5 de octubre de 1999, Teziutlán, cabecera del municipio del mismo nombre, vivió una de sus mayores tragedias. Ese día, las intensas precipitaciones pluviales provocadas por la Depresión Tropical No. 11 provocó un alud que sepultó a toda una colonia y sus habitantes bajo toneladas de lodo.
Aquel negro día “La Perla de la Sierra”, como se conoce a Teziutlán, perdió a más de 100 de sus pobladores sin que nadie pudiera hacer nada por salvarles la vida. Y hoy, a 23 años de ese doloroso episodio, nombrado como “La tragedia de la década”, se realizó, como cada año, una ceremonia de conmemoración y concienciación.
Esta vez, dicha ceremonia estuvo a cargo de la escuela secundaria María del Carmen Millán Acevedo y se realizó en la colonia Lomas de Ayotzingo, una unidad habitacional que se edificó para reubicar a las familias sobrevivientes de aquel aciago 5 de octubre y que perdieron todo bajo la mezcla de tierra y el agua.
Acto de concienciación
Esta ceremonia se realiza con la finalidad de no olvidar a las personas que perdieron la vida en “La tragedia de la década”, pero también para concienciar a los ciudadanos de Teziutlán acerca de los riesgos de construir viviendas en laderas y zonas de alto riesgo.
Para alcanzar ese objetivo, las alumnas y alumnos de la secundaria María del Carmen Millán Acevedo entrevistaron a 23 personas que vivieron de cerca el desastre, en referencia a los 23 años que han pasado desde que la tragedia enlutó no solo a Teziutlán sino a todo el estado.
En este ejercicio de memoria, nombrado “23 años, 23 historias”, los estudiantes de la Millán Acevedo recopilaron recuerdos, experiencias y, sobre todo, enseñanzas que dejó “La tragedia de la década”, con el objetivo de contribuir de algún modo a evitar que se repita un suceso de esa magnitud.
Por la cultura de la prevención
Ana Luisa Becerra Guzmán, directora de la escuela secundaria Carmen Millán Acevedo, con sede en el Barrio de Ayotzingo, manifestó que aquella tragedia debe ser una enseñanza de empatía y fraternidad, y un recordatorio para mantener y fortalecer la cultura de la prevención.
Todos los que conformamos la comunidad educativa, reiteramos nuestro compromiso educativo con la sociedad procurando fomentar el hábito de ayudarnos unos a otros. Nada hay más fuerte que ser voluntario con una mano y con la otra sostener el corazón”, pronunció la directora.
Por su parte, Dolores Anaya Bonilla, en representación de los habitantes de Lomas de Ayotzingo, pidió a la ciudadanía ser solidaria y participar en la cultura de la prevención.
La cultura de la prevención es algo que debemos priorizar, así como ser solidarios unos con otros, más cuando se trata de situaciones como la vivida en 1999, hace 23 años”, manifestó.
Presente en el evento, el presidente municipal de Teziutlán, Carlos Enrique Peredo Grau, reiteró el llamado a la población a hacer conciencia acerca del peligro que representa construir en zonas de riesgo o edificar inmuebles que no cumplen con las normas.
Les puedo dar muchos ejemplos de personas que construyen edificios sin tener las memorias de cálculo firmadas por un ingeniero y (…) las desgracias empiezan allí, en la falta de profesionalismo al construir. Por eso queremos ayudar a la gente a que aprenda a construir bien”, señaló el alcalde.
Al final de la ceremonia, los participantes colocaron una ofrenda floral en memoria de las más de 100 personas que murieron en “La tragedia de la década”, en el monolito erigido en su memoria, y montaron guardias.
“La tragedia de la década”
Debido a la Depresión Tropical No. 11, en la región de Teziutlán, municipio enclavado en la Sierra Norte de Puebla, en los primeros días de octubre de 1999 se registró una intensa lluvia que no cesó durante 72 horas.
Además de su duración, atípica incluso para esa zona donde las lluvias y la neblina tienen carta de residencia, las precipitaciones pluviales fueron intensas y terminar por provocar el desgajamiento de una ladera que arrastró todo a su paso.
Una mezcla de lodo, basura, ramas e incluso féretros y cadáveres del Panteón Municipal, del que las lluvias desprendieron una parte, sepultó en apenas unos instantes a la colonia La Aurora y, con ella, a más de 100 de sus pobladores, de acuerdo con los registros del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Además de un inmenso dolor, la tragedia avivó el espíritu de solidaridad y empatía del pueblo teziuteco, que participó, durante los primeros días codo con codo con elementos del Ejército mexicano y personal de Protección Civil en la remoción de escombros y rescate de los cuerpos.
En los días posteriores, varias brigadas ciudadanas se dedicaron a recorrer el municipio, con vehículos propios, para realizar una colecta de ropa y víveres para las personas que habían sobrevivido a la tragedia, pero que se habían quedado sin nada, a los albergues que acondicionaron las autoridades del municipio.
Las lluvias de aquella fecha no solo afectaron a Teziutlán sino también a otros 80 municipios del estado, dejando daños materiales por 2 mil 300 millones de pesos y el deceso de 263 personas en los municipios de Chiconcuautla, Chignahuapan, Huauchinango, Tetela de Ocampo, Teziutlán, Tlatlauquitepec, Venustiano Carranza, Zacapoaxtla, Zacatán y Xicotepec.