El ejército sirio bombardeó sin descanso la ciudad rebelde de Homs, dejando unos 50 muertos, según los militantes, a pesar del compromiso del presidente Bashar al-Assad ante su aliado ruso de cesar el derramamiento de sangre.
Otras 20 personas, incluidas mujeres y niños, murieron en otras partes de Siria, como en Zabadani cerca de Damasco y en Rastan, en donde las tropas regulares lanzaron operaciones para doblegar los focos de protesta, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Gran Bretaña).
Por quinto día consecutivo el ejército bombardeó con cohetes y obuses de mortero la ciudad de Homs, “capital de la revolución”, en donde las comunicaciones y la electricidad fueron cortadas, las infraestructuras destruidas y los alimentos comienzan a escasear, dijeron militantes.
Esta ciudad está habitada por cerca de 1.6 millones de habitantes; unas 400 personas han muerto allí en los últimos cinco días según el OSDH.