China y algunos países asiáticos celebraron hoy la llegada del Año del Dragón, de acuerdo a su calendario lunar, signo de prosperidad, según la mitología, aunque los líderes de la región advierten de los efectos de la recesión en Occidente.
Cientos de millones de chinos celebraban en familia la llegada del nuevo año, después de que los cielos de Pekín, Shanghai, Cantón y las grandes capitales chinas se iluminaran la víspera por el lanzamiento de fuegos artificiales para ahuyentar a los malos espíritus.
La llegada del nuevo año lunar, que sustituye al del Conejo, es celebrado por las familias chinas con bailes tradicionales, abundantes comidas y regalos para los niños.
Millares de obreros chinos que trabajan en las ciudades han abandonado las últimas semanas las urbes donde residen para volver a sus pueblos natales y celebrar en familia la fiesta más importante del año en su país, en el que estas festividades lo paran todo durante una semana.
La agencia oficial de noticias Xinhua informó de que entre el 8 y el 22 de enero más de 80 millones de pasajeros tomaron el tren en China, 8 por ciento más que el año pasado.
Las autoridades locales aprovecharon la ocasión para reiterar ante su población que el país debe avanzar hacia un crecimiento económico más moderado, impuesto por la crisis en Occidente.
El primer ministro Wen Jiabao, que viajó a regiones pobres de la provincia de Gansú, pidió a los funcionarios gubernamentales que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del país.