Vicente Andrade López, originario de Puebla, se fue desde hace un mes con dos de sus compañeros a trabajar en jornadas de asistencia a la comunidad de Tlapa, Guerrero; su esposa, Mónica, perdió contacto con él desde el pasado domingo a las 10:45 horas y debido a la difícil situación que se vive en territorio guerrerense por el paso de la tormenta tropical “Manuel”, teme por su vida.
La esposa de Vicente esperaba en una oficina del DIF Estatal a que le dieran cualquier información sobre su esposo perdido desde hace cuatro días, aunque personal de la dependencia le indicó que fuera a la Procuraduría General de Justicia (PGJE) o a la Secretaría General de Gobierno (SGG), porque allí sólo era centro de acopio.
Mónica Fabiola Carranco García, quien proviene de Aguascalientes, repetía con lágrimas en los ojos que sólo quería saber si el gobierno estaba haciendo alguna lista de desaparecidos, porque la situación era complicada, que las carreteras estaban bloqueadas y que Vicente no regresaría en los próximos días.
“Mi esposo trabaja para la Fundación Cepam, lo último que supe es que estaba en Tlapa, le hice un depósito de 200 pesos por Elektra (…) tenía un mes de viaje, ellos fueron a hacer labores a las zonas marginadas, sé que uno de sus compañeros es de México y el otro es de aquí (Puebla); su familia vive cerca de mi casa”, contó la señora.
Vicente Andrade, fue visto por última vez en un noticiero, pasaba por detrás de una reportera de Televisión Azteca, cruzando un río con una camisa blanca y un costal en el hombro. Familiares de Mónica también le dijeron que en otro enlace televisivo lo vieron en uno de los albergues más grandes de Guerrero.
“No sé a dónde ir, ni con quién hablar, sé que no se puede mover, que no me puede hablar por la situación en la que está, pero quiero ver dónde me dan informes o si hay una lista (…) vengo a que me digan dónde lo puedo reportar”, decía entre llanto.
Mientras personal del SEDIF le aseguraba que ya sacaba a los turistas por avión y que de acuerdo con las noticias llegó a la ciudad de México el primer grupo de poblanos, Mónica Fabiola, contestaba con desesperación que su marido no era turista y que Tlapa estaba lejos de la playa o de la capital guerrerense.
El más grande temor de Mónica es que el gobierno federal se dedique a rescatar a los turistas que están en las zonas playeras, que se calculan en 40 mil, y su marido, quien trabajaba en uno de los municipios de la sierra cercana a la frontera con Puebla y Oaxaca, sea abandonado a su suerte.
“Mi marido tiene las manos quemadas, las quemaduras son como los lunares: Únicos, tiene un Cristo tatuado en el hombro izquierdo, también un águila azteca y unas alas tatuadas (…) sólo quiero saber si está bien, si necesita algo, no poseo dinero, pero si necesita me endeudaría para sacarlo”, aseguró con determinación la mujer, antes de salir de las oficinas del SEDIF para dirigirse a la SGG donde esperaba tener mejor suerte y que la ayudaran a encontrar a su esposo.