Sábado 1 de enero de 1994. Los primeros rayos del sol se asomaban cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se sublevó a unas horas de la entrada de un nuevo año, y un acuerdo comercial que marcaría el futuro de la economía en México. En este escenario, nació un movimiento sin precedentes, que cambiaría perspectivas, traería nuevas esperanzas y abogaría por un mundo donde quepan muchos mundos.
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, académica e investigadora de la IBERO Puebla, se enteró de la sublevación las primeras horas del sábado por medio de la prensa impresa. “Tuvimos un aumento de autoestima. También aumentó la vigilancia militar y policiaca”, narró la catedrática en el evento EZLN: 30 años de lucha que permanece.
El pronunciamiento del Ejército Zapatista viajó rápidamente por todos los medios. Antonio Fuentes Díaz, investigador y docente en la BUAP, recuerda haberse enterado en el noticiero nocturno, y para él fue la oportunidad de reafirmar que “algo estaba pasando ya, pero no tenía hombre nombre”.
Ana Lidya Flores Marín, directora del departamento de Humanidades de la IBERO Puebla, dedicó más de 30 años de su vida a los medios. Recuerda que el zapatismo y sus representantes llegaron a cada medio de México. “En el momento de la irrupción yo anunciaba canciones, y hay una canción de Gloria Estefan que se llamaba ‘Tus ojos’. Todas las señoritas que escuchaban el programa hablaban para pedir esa canción porque las relacionaba con el subcomandante Marcos”.
Para John Holloway, profesor e investigador de la BUAP, este descubrimiento llegó mucho después de la sublevación zapatista: “Es una relación de amor, pero mi amor empezó muy lentamente”. Porque a pesar de haber conocido el movimiento en el extranjero, para Holloway, y sus demás compañeros de panel, su aparición representó una esperanza en el porvenir.
Esa misma esperanza y digna rabia fueron compartidas por el panel de expertos ante la pregunta del moderador, Conrado Zepeda Miramontes, SJ, sobre qué es el zapatismo para ellas y ellos. Para Holloway, por ejemplo, fue un llamado a la dignidad. “La única forma de crear otro mundo es rompiendo este mundo vertical en el que vivimos”, dijo.
Para Antonio Fuentes y María Eugenia Sánchez, fue un quiebre de narrativas; una subversión desproporcionada en el clímax del neoliberalismo, del que “surgen y dicen ya basta”. Comentaron: “Se erigió una voz que no estaba considerada como la voz autorizada para desafiar todas las narrativas dominantes en su momento”, y que permitió a otras y otros proyectar sus voces también.
“Se convirtió en un manifiesto, eso es para mí el zapatismo”, afirmó Flores Marín, quien recordó uno de los comunicados más emblemáticos del EZLN titulado ¿De qué nos van a perdonar?, donde el subcomandante Marcos reafirma la dignidad de las y los zapatistas, a quienes se les calificó como transgresores de la ley cuando se sublevaron ante un sistema que por décadas los había dejado abandonados.