El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está devaluado políticamente, pero aún representa un jugoso negocio político.
Por eso es que Néstor Camarillo, actual dirigente del partido en Puebla y senador de la República, confía en su relación con el líder nacional, Alejandro Moreno, para que le extienda una prórroga al frente del partido o lo respalde para ganar el proceso interno.
Aunque los resultados no son la mejor carta de presentación para Néstor Camarillo, en los últimos años tejió una debilitada red de priistas que lo podrían apoyar para ganar otra vez la dirigencia estatal.
Sin embargo, la diputada local y secretaria general del partido en el estado, Delfina Pozos, también quiere quedarse con lo poco que queda del PRI.
En términos reales, el PRI ya no tiene reales oportunidades de ganar ninguna de las más importantes presidencias municipales del estado en el 2027, pero puede colocar regidores, diputados locales y federales por la vía plurinominal.
Al PRI ya no le queda más que aspirar a algunos Ayuntamientos del interior del estado y las posiciones plurinominales, pero en términos económicos son empleos rentables para los pocos militantes que aún le quedan al PRI.
Por eso es que será interesante ver cómo se enfrentan Néstor Camarillo y Delfina Pozos, y se pelean los despojos del PRI.
Total, el PRI ya no es una fuerza política pero sí garantiza ingresos para los próximos años.
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