A partir de que Sergio Salomón Céspedes Peregrina asumió las riendas del estado de Puebla, la estrategia para comunicar y difundir las acciones del nuevo gobierno, hacia dentro y hacia fuera de su equipo de trabajo, cambió.
La comunicación política empleada por sus estrategas, particularmente por el consultor y experto en comunicación Alejandro Suárez Garza, titular de la Coordinación General de Comunicación y Agenda Digital, para crear la nueva imagen de gobierno y mostrarla a la sociedad dio un giro de 360 grados.
Y es muy sencillo: antes no se comunicaba, o se hacía pero mal.
Por ello es que hubo tantos tropiezos a la hora de comunicar, particularmente por parte del mismo finado exgobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.
Cómo olvidar, por ejemplo, aquello de “Dios los castigo”, en clara referencia a la trágica muerte de los exgobernadores Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle Rosas.
O aquella ridícula recomendación, en plena pandemia del Covid-19, de poder curarse en Puebla con un “mole de guajolote”.
Y en ese mismo momento, aquella expresión con la que se hizo alarde de que el Covid-19 sólo les daba a los ricos, ya que los pobres eran inmunes al virus.
Estas expresiones, desde luego, repercutieron en el ámbito nacional y provocaron una severa crisis, además de un sinfín de críticas, en el gobierno, por lo que incluso se hizo mofa de los poblanos.
Aunado a ello, los mensajes enviados por el exmandatario a la sociedad, al momento de encarcelar a sus adversarios, por ejemplo, fue el de un gobernador autoritario, cerrado, de mano dura, intolerante y déspota.
La imagen que se creó el barbosismo y su gobierno, entonces, fue el de una administración intransigente y sin dialogo.
Por algo ni en la oposición, ni al interior de Morena, partido en el poder, se atrevían a discrepar o a contradecir al gobernador Barbosa.
Allí está el ejemplo de muchos de sus colaboradores más cercanos, como Eric Cotoñeto Carmona, su exoperador y a quien la administración pasada estuvo a punto de encarcelar por andarse insubordinando.
Y todo esto debido a que, aseguran, junto con Miguel Barbosa cogobernaban muchas personas cercanas a él, las cuales la hacían de asesores, directores, administradores, consultores y de todo y nada al mismo tiempo.
A ello se atribuye que la estrategia de comunicación en el gobierno barbosista haya sido todo un fracaso.
Porque antes se sabía que había mano dura contra los “mal vistos”, pero guiños y apapachos para los amigos.
Por todo ello, el gobernador Sergio Salomón Céspedes decidió cambiar la imagen del gobierno.
Era una necesidad urgente.
Así que ahora la era salomónica la encabeza un gobierno que comunica mejor, que concilia, que escucha, que es sensible con la gente, que evita la confrontación, la polarización y el encono.
Tal vez hasta se pase de bueno, pero en fin.
Por eso el discurso y la narrativa gubernamental en Puebla cambiaron y están bien delineadas y dirigidas.
Y por eso mismo, hoy por hoy en Puebla se percibe una administración estatal que resuelve problemas con más y mejores políticas públicas.
Porque si analizamos el discurso del gobernador Céspedes, desde que asumió las riendas del estado hasta el momento, ha ganado credibilidad y coherencia, lo que le ha valido algo muy importante, la confianza de la gente.
El discurso, la actitud, la proyección, el lenguaje no verbal del gobernador han permeado y penetrado muy bien entre los poblanos, particularmente.
Este gobierno utiliza de manera adecuada las herramientas modernas para poder comunicar, tales como las rede sociales, donde hay una muy buena respuesta de los ciudadanos.
Por algo el gobernador poblano y su equipo de comunicación utilizan las encuestas, las entrevistas, las métricas en redes sociales y el análisis de contenido.
Todo ello ha permitido que en el gobierno de Sergio Salomón Céspedes se tomen mejores decisiones con mayores resultados.
Sin embargo, esto obliga a implementar una sola línea de comunicación política en todas las áreas de gobierno, las cuales necesariamente se tienen que ajustar a criterios más rigurosos para poder lograr el éxito.
A ello se deben los cambios en las direcciones de comunicación de las distintas dependencias de gobierno, y hasta de los distintos poderes.
El último y el más reciente, el cambio en la dirección de comunicación del Congreso del Estado, a donde llegó Paola Aguirre.
Y lo mismo sucedió en la secretaría de economía, a donde llegó otra ducha comunicadora, Pilar Pineda.
Incluso puedo adelantar que está más que cantado el relevo en la dirección de comunicación del Poder Judicial, a donde llegará Ilia Zambrano.
poncharelazo@yahoo.com.mx
En twitter: @poncharelazo
Facebook: Alfonso González