Entendamos algo: la verdadera independencia del Poder Judicial no depende de los elevados sueldos o beneficios que algunos jueces ostentan con orgullo. ¡No, señor! La independencia real se encuentra en la honestidad y ética personal de cada juez. Porque, a fin de cuentas, la integridad no se compra con emolumentos dignos de la realeza, sino que se forja en la conciencia de hacer justicia.
Los jueces, en su mayoría, han sido formados bajo una ideología conservadora, donde cualquier cambio en las reglas del juego es visto como una amenaza. Y si, como recientemente afirmó una ministra de la Corte, los sueldos de los jueces son, según ellos, una garantía de su independencia. Pero ¿de verdad lo son? ¿O simplemente son una excusa para no ser cuestionados?
Los que protestan hoy por mantener sus privilegios alegan que son los guardianes de la verdad jurídica, que su palabra es la definitiva y que no necesitan controles externos. Pero la realidad, queridos lectores, es que al ver a los jueces cerrando calles, dejando de lado los derechos de los ciudadanos que buscan justicia, esa imagen inmaculada de árbitros imparciales se desmorona.
La independencia judicial debe construirse sobre bases más humanas, sobre jueces que comprendan que su verdadero poder reside en su capacidad de ser justos, no en los beneficios que reciben. Quizá sea hora de repensar el papel de nuestros jueces en una democracia que exige transparencia y sensibilidad social. Porque, al final, cambiar el modelo del Poder Judicial no significa dejar de necesitar a los jueces; significa que necesitamos jueces con un verdadero compromiso con el pueblo y no con sus bolsillos.
¿No es eso lo que debería importar en una democracia auténtica?
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El día lunes 30 de septiembre, iniciaremos un nuevo proyecto. Acompañado de una experimentada comunicadora, estaré de lunes a viernes al frente de “En Corto a las 9”, un noticiero que pretende ser una opción fresca, rápida y amena de informar las noticias, con un formato que para mí es un gran reto, espero contar con el favor de su audiencia.
Doy las gracias a Dios, y a mi nueva casa, Paralelo19, el haber confiado en mí, no solamente la Dirección Editorial sino la programación de lo que será una barra programática de contenidos en línea. A Víctor González y a todos los integrantes del Consejo Directivo, les agradezco todo su apoyo.