En las elecciones del 2018, el actual dirigente del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla “Benito Juárez García”, Gonzalo Juárez Méndez, fue candidato a la alcaldía por el partido Compromiso por Puebla, era, pues, el candidato del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
En esas mismas elecciones, Claudia Rivera Vivanco y Eduardo Rivera Pérez también eran candidatos, la primera de Morena y el segundo del PAN.
El papel de Juárez Méndez era el mismo que siempre ha jugado, el de adulador de Moreno Valle y el de golpeador, entonces contra Claudia Rivera, para subir sus bonos y con ello obligar al aspirante panista a declinar sus aspiraciones.
Sin embargo, Cuando Moreno Valle se percató de que en vez de crecer Juárez Méndez iba a la baja de manera estrepitosa, no tuvo más remedio que aceptar que Lalo Rivera le ganara a Claudia.
La historia la conocen todos, pues al final Claudia Rivera ganó por la ola obradorista, y Juárez Méndez quedó en el último lugar, pues ni su casilla ganó. Incluso, a días de la elección, Moreno Valle le mandó a decir que ya lo había apoyado con recursos, pero “ni era mago, ni hacía milagros”, pues su campaña había sido un fracaso.
Desde entonces, Juárez Méndez, quien en 2018 intentó venderse como la revelación política en Puebla, ha venido a la baja.
Sobre la elección que se avecina, la del 2024, ya intentó buscar espacio en el PAN, pero Eduardo Rivera no confía completamente en él, por lo que ofreció su apoyo a Ignacio Mier Velazco, e incluso mandó a varias reuniones a algunos integrantes de su comité sindical.
Su intención era ofrecer su apoyo a Nacho, aunque cuando fue requerido en persona evitó presentarse porque sabía que no podría cumplir con el compromiso que le iban a solicitar a valores entendidos.
En Morena no lo tomarán en cuenta ni para mandarlo a buscar una junta auxiliar, porque dicen que saben que la traición es el sello de su persona, pues en vez de complacer al amo en turno es capaz de atascarle una mordida.
Es más, la participación de Israel Pacheco Velázquez en el grupo de Alejandro Armenta Mier, coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en Puebla, es una lectura que ya debió haber analizado.
Y es que entre los armentistas conocen perfectamente quién es Gonzalo Juárez, así como los seguidores de Israel Pacheco saben cómo es que este lidercillo se pitorreaba y burlaba de la situación en la que se encontraba su líder.
Por si fuera poco, un grupo importante de trabajadores ya cocina la creación de un nuevo sindicato, mediante el cual van a evitar que Juárez Méndez siga manejando a discreción las cuotas, de las que no rinde cuentas desde hace seis años y de las que se ha recaudado más de 17 millones de pesos.
Por algo dicen que Gonzalo Juárez posee un sinfín de propiedades, por ejemplo en el Club Haras del Bosque, de las que tendría que explicar cómo es que las adquirió y de dónde salieron los recursos para comprarlas, ya que él apenas gana 24 mil pesos mensuales.
Por algo en el Gobierno del estado ya conocen el perfil de Juárez Méndez, así como a los amos que ha servido y traicionado.
Tal parece que el líder charro del Ayuntamiento de Puebla esta vez lleva las de perder, pues los astros se han alineado en su contra y ya solo falta que le ratifiquen una demanda laboral en su contra, interpuesta por su exasesor, quien lo denunció hace cinco años.
Juárez Méndez ha tenido un desgaste importante, por el que se ha visto obligado a ordenar a su equipo de prensa del sindicato que entreviste a sus agremiados, quienes tienen órdenes directas de hablar únicamente de cosas buenas de su líder.
De esta forma, les garantizan conservar su trabajo por lo que incurren en el juego del engaño e hipocresía, auspiciado por un líder charro que quiso ser presidente municipal, pero que solo ha terminado como un desagradable narcisista.
Evade el IEE a la prensa
Ahora que el Gobierno del estado, los organismos electorales y los partidos políticos en Puebla andan de manita sudada, sería bueno que el secretario de Gobernación, Javier Aquino Limón, metiera en cintura al Instituto Electoral del Estado (IEE) y a sus consejeros.
Porque el supuesto árbitro electoral en la entidad sigue siendo un organismo opaco, gris, falso y el primero que evade la verdad y la democracia.
De entrada, Javier Aquino ya debió haberle jalado las orejas a la consejera presidenta del IEE, Blanca Yassahara Cruz García, quien hiso caso omiso de su llamado a que el instituto se abra y trabaje de forma presencial.
Porque tanto Cruz García como el resto de los consejeros y los representantes de los partidos del IEE se han hecho patos y siguen realizando sus sesiones públicas de manera virtual y no presencial, evitando así la presencia de los medios de comunicación y los reporteros que dan cobertura a los temas electorales.
De esta forma, el organismo, sus consejeros y representante de partidos evitan los cuestionamientos de la prensa, así como los temas incómodos como la denuncia que enfrenta el IEE por un grupo de trabajadores a quienes echaron sin justificación alguna.
¿Por qué Javier Aquino no interviene en el tema para hacerle justicia a los extrabajadores del IEE, a quienes corrieron por el simple hecho de haber trabajado en la administración pasada?
El mentado pacto de civilidad firmado ayer por el secretario de gobernación, el IEE y los partidos políticos debería empezar por hacerle justicia a los extrabajadores del organismo, a quienes no les dieron una liquidación justa por su servicio.
¿Cómo firmar un pacto de civilidad cuando no hay un árbitro electoral justo, ni democrático, que se hizo tonto y no sancionó los actos anticipados de campaña de las excorcholatas locales?
Vaya cinismo.
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