Hoy que inicia el último mes de este 2014, es evidente que la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa arrastró a una crisis, que parece interminable, al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Todos los errores cometidos por el Gobierno Federal con respecto al conflicto estudiantil en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y, sobre todo, la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa repercuten de manera inevitable en la imagen del PRI de cara a las elecciones del 2015.
El panorama luce desalentador para todos aquellos priistas que pensaron que en el 2015 podrían consolidar una mayoría en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
Hoy la crisis en la que está hundido el presidente Enrique Peña Nieto los mantiene espantados.
Los priistas en Puebla siguen sin entender los tiempos actuales y creyeron que la solución a su crisis local vendría del Gobierno Federal.
La realidad es que en este cierre del 2014 los priistas de Puebla están más que preocupados por lo que se prevé sea una catástrofe electoral en el 2015 por el caso del IPN, los normalistas de Ayotzinapa, la detención de los 11 estudiantes del 20 de noviembre, el inexplicable enriquecimiento de la esposa del Presidente, Angélica Rivera, y lo que se acumule en este cierre de año.
Sólo basta con platicar con algunos priistas para entender el desanimo con el que iniciarán este 2015.
Los priistas locales saben que dejaron escapar la mejor oportunidad que tenían para debilitar a la estructura política y gubernamental del morenovallismo con el caso de la muerte del niño de Chalchihuapan, José Luis Tehuatle.
El optimismo priista de julio y agosto pasado cuando el escándalo de Chalchihuapan estaba en los medios nacionales muy pronto desapareció.
A partir del 26 de septiembre la situación se revirtió y sus sonrisas cambiaron por gestos de desesperación.
Los priistas son los principales dañados con la crisis de Enrique Peña Nieto.
La demanda de justicia para los 43 normalistas desaparecidos es un escándalo de dimensiones mundiales y ante tal situación Chalchihuapan y Cholula desaparecen con demasiada facilidad.
Los priistas poblanos no aprovecharon su oportunidad en julio y agosto.
Y no dude que los partidos opositores al PRI exploten la desaparición de los 43 normalistas para debilitar, aún más, al presidente de México.
La crisis de Peña Nieto es la crisis del PRI y sus militantes no hallan la forma de salir delante de esta crisis que ya se prolongó por varios meses.
Lo único que esperan Peña Nieto y los priistas es que lleguen las vacaciones escolares de diciembre para que el movimiento estudiantil bajo un poco.
Quizá eso ocurra.
Pero créame que será temporal.
En enero los universitarios estarán de nuevo en las calles.
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@gomezcarlos79