Es harto conocido como un empresario, aunque también se sabe de su pasado y sus relaciones, algunas inconfesables; hombre dudosamente hábil y de súbito ascenso económico, desde los días de hambre y de dormir en el piso del taller de una tía, se convirtió en un socialité en la aldea poblana. Todo fue a una velocidad inusitada.
Édgar Nava, sin embargo, tiene poca capacidad de cálculo político y menos mediático –asegura una fuente certera– y ha cometido el gravísimo error de intentar mandar mensajes perversos.
Lo que seguramente vio él como una travesura, sin embargo, se perfila como un yerro de graves y largas consecuencias. Golpear a la futura administración es un camino que no tiene retorno. Hoy, enterados están quienes deben saberlo.
Nava es, entre otras actividades, un constructor. Con otro grupo de sus pares ha comenzado a ver amenazado su peculio, conseguido bajo nubarrones y señalamientos de rutas percudidas, por lo que buscó, a la vieja usanza de los más anquilosados aspirantes de gánsteres, mandar metralla en medios de comunicación, para presionar.
¿Qué desespera a ese grupo de constructores? Sencillo: que no hará negocios de ganancias fáciles y abundantes, porque el próximo gobierno será completamente anticorrupción.
En otras palabras, se acabó la fiesta y la borrachera económica a manos llenas para esos constructores y todos los demás.
La fuente es impecable respecto de Édgar Nava. Las huellas del socio de Mario Plutarco Marín Torres –a quien por cierto debe cuentas de varios temas– son claramente rastreables.
Desde sus propios excesos, aunque lo negará, por supuesto, y desde ahorita este reportero está ya esperando su carta, dejó ver que es la mano que mece la cuna.
La fuente ha configurado una explicación impecable sobre por qué Nava está detrás de ataques mediáticos, ya borrados, con los que, desde ahora, ha intentado acribillar a la próxima administración, con el fin de presionar para que sigan sus negocios.
De todo y a detalle, está informado quien debe saberlo.
¿Pero quién es Édgar Nava García? Hay que conocer un poco de su pasado, para entender el contexto. Aquí, la información pública y publicada sobre él:
Fue el constructor favorito del marinismo, a través de su empresa Grupo Constructor y Arrendador del Centro S. A. de C. V. (Gruconsa).
Con el gobierno interino se embolsó al menos 77 millones de pesos con la remodelación de las laterales de la Recta a Cholula.
Ha hecho negocios con su suegro, el también empresario Eduardo Letayf, quien fue director de Operación e Infraestructura de la Secretaría de Salud, entre 2011 y 2013, cuando, según reportaron varios medios de comunicación, se desviaron al menos 400 millones de pesos.
Está casado con Paola Letayf, directora de la revista Ambiance.
Nava García reconoció ser socio-accionario de la empresa Vital-Led, la cual recibió un pago de 49.2 millones de pesos por parte del gobierno del alcalde Eduardo Rivera Pérez, en un plazo de apenas cuatro meses por dos contratos de adjudicación directa.
Se ha señalado públicamente que, con base en documentos presuntamente apócrifos, los empresarios Julián Haddad Ferez y Edgar Nava García, así como otros particulares, se hicieron de 30 de las 90 hectáreas de la zona de Tepalcáyotl, ubicada en la junta auxiliar San Francisco Totimehuacan, según reveló Ricardo Hernández Hernández, abogado del Comité pro Defensa del Territorio.
Una más: Édgar Nava fue víctima de una presunta extorsión de Arturo N., hoy nuevamente preso. Su tío, Charbel Estefan Chidiac, anunció que presentaría también una denuncia, pero nunca lo hizo.
Palabras más, palabras menos, el argumento timorato es que: “no quiero tener problemas con personajes de poder”, en alusión al contexto político de los socios de Arturo N., director de Diario Cambio.
Todo lo sabe quien debe saberlo. Todo.