Hombres y mujeres hemos sentido en alguna etapa de nuestras vidas eso que se llama amor romántico.
Sin embargo, algunas relaciones de amor nos ayudan a crecer; otras, todo lo contrario, se convierten en tóxicas y dañinas. Esto sin duda puede presentarse también en las relaciones de “amistad”.
Aprender a detectarlo no es cosa fácil se requiere de mucha templanza, se requiere de valor y también de dignidad femenina.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que tres de cada 10 adolescentes denuncian violencia en el noviazgo.
En México, la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIN) reflejó que el 76% de adolescentes entre 15 y 17 años ha sufrido violencia psicológica, 17% sexual y 15% física.
Diversas conductas de abuso viven las adolescentes, formas, enmascaradas en apariencia de amor, cariño y afecto y la mayoría de las veces son confundidas como si fuesen expresiones de amor e interés.
La situación de vulnerabilidad en las chicas avanza incluso sin darse cuenta, puede iniciar desde lo que hoy las jóvenes y los jóvenes adolescentes llaman “quedante” que es una relación previa, se gustan, pero no llegan aún a ser novios y continuar en el noviazgo.
El maltratador desde entonces puede presentar comportamientos restrictivos, controladores. Censura su manera de vestir o sus amistades y va socavando su capacidad de decisión y autonomía (Yugueros, 2014), llegando a desarrollar conductas violentas que, si no se detienen, pueden llegar a la violencia extrema: el feminicidio.
Los datos reflejan que la violencia en el noviazgo, como sucede con otros tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, va al alza, por ello debemos reconocerla, abordarla y enfrentarla, para erradicarla.
Mucho que hacer aún para llegar a relaciones sanas, incluso con vínculos emocionales que pueden perdurar más allá del período que dure la relación, sea de “quedantes” o de noviazgo.
Reconocer la realidad que están viviendo ahora mismo, más de siete de cada diez adolescentes, que pueden ser nuestras hijas o nuestras nietas, nos permitirá prevenir esas relaciones que se vuelven hostiles y que no pueden llamarse de amor.