Guadalupe Grajales, Francisco Vélez Pliego, Lilia Cedillo y otros universitarios ya andan en plena campaña para la Rectoría de la BUAP, sin embargo, ninguno de ellos -por el momento- pueden ser considerado oficialmente como la carta del rector, Alfonso Esparza.
Por eso, ahora que los universitarios han empezado sus campañas informales se debe entender como “normal” que ya quieran empezar a “moverse” para estar contemplados para la Rectoría.
Desde luego que los tres, Guadalupe Grajales, Francisco Vélez Pliego y Lilia Cedillo cumplen con el perfil, experiencia y capacidad para ocupar la Rectoría, pero deben entender que la designación dependerá el resultado de la elección.
Está claro que el rector, Alfonso Esparza, tiene todo el apoyo de los universitarios y eso se ha demostrado en el pleito que tiene con el gobernador, Miguel Barbosa, y tiene la suficiente fuerza para poder impulsar a su propio delfín.
Pero, hay dos factores que van a influir de manera determinante sobre quién será el candidato o candidata del actual rector:
Si Morena pierde la mayoría del Congreso -como es muy probable que ocurra-, entonces el rector, Alfonso Esparza, tendrá un mayor margen de operación para poder designar a su sucesor o sucesora.
Sin embargo, si Morena mantiene la mayoría en el Congreso y el gobernador retiene a la mayoría de aliados en el Congreso, entonces el margen de operación del rector, Alfonso Esparza, disminuirá de manera importante y tendrá que abrir la sucesión y designar al mejor de todos los contendientes y, sobre todo, apoyará a la persona -aunque no sea de su grupo- que garantice que la BUAP no caerá en manos ajenas a los universitarios.
Guadalupe Grajales, Francisco Vélez y Lilia Cedillo esperan que ese sea el escenario y por eso ya empezaron a promoverse a través de redes sociales, lo cual es muy válido, pero ninguno tiene garantizado en estos momentos la Rectoría.
Aunque, otro escenario que es muy probable es que para la sucesión de la BUAP haya un candidato del rector, Alfonso Esparza, y otro u otros candidatos entre los cuales estarían los tres señalados.
No obstante, la gente que conoce de la vida universitaria y, sobre todo, de las elecciones de la sucesión saben que el rector tiene la última palabra.
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