Hay historias que recién empiezan a escribirse, ya veremos cómo se van tejiendo, porque en política no se pueden adelantar vísperas; pero hay otras historias que deben tenerse presentes y recordarse.
Una de ellas es justo la que recordamos los días 5 de febrero, un evento relevante que tuvo representación poblana, el Constituyente de 1916-1917.
Cuatro de ellos se distinguieron por sus aportaciones: Antonio de la Barrera, Pastor Rouaix, Froylán Manjarrez y David Pastrana, ejemplo a seguir por quienes hoy tienen el alto honor de ser legisladores/as.
En esta fecha histórica en la que se dio vida a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos hace 107 años, catalogada como la primera con sentido social y político; el presidente López Obrador decidió presentar un “paquete” de más de diez iniciativas para reformarla, no tendría nada de extraño, ya que las leyes, incluida la Constitución, son perfectibles; lo lamentable es que no todo lo que se presentará –según ha trascendido– tiene la característica de perfeccionar lo normado, sino que trata de desviar principios constitucionales, transgrediendo los límites de control constitucional de cada Poder y entre Poderes que ha ido construyendo esos equilibrios tan necesarios de control, que justo marcan límites con el objetivo únicamente de someter a instituciones y anular órganos constitucionalmente autónomos; con la pretensión de desarticular contrapesos que han sido, como bien se ha escrito en muchos momentos, resultado de un “trabajo histórico, que abarca varios siglos y muchas generaciones de mexicanos y mexicanas”.
Eso sí, estas iniciativas presidenciales son muy populares y muy rentables políticamente ahora que estamos en vísperas de campañas políticas y, como es su costumbre, esta presentación tiene un doble juego.
Sabe que no tiene los votos suficientes para ser aprobadas. Sabe también que las que se refieren a temas electorales no pueden abordarse en años electorales, como es el caso; de manera que su uso será un distractor, más aún, fija agenda de los temas que deberá abanderar la candidata de su partido, para hacer el uno/dos con ella y, si es necesario, se hará la víctima cuando al no lograr las dos terceras partes de los votos, proceda a seguir polarizando y confunda al electorado con el único fin de dividir el voto y afectar la votación de cara a las elecciones del próximo 2 de junio.
Incluso lo que le debiera preocupar es lo que marca el artículo 99 de la Constitución, que determina que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es quien formula la declaración de validez de la elección de la Presidencia de la República y de la presidenta electa, en una sesión en la que deben estar “cuando menos seis de sus integrantes” que hasta hoy no han sido nombrados.
Por fortuna, hay otras historias de mexicanos ilustres que deben recordarse, como la de los 18 personajes representantes del estado de Puebla en el Constituyente del 1916-1917, algunos que, sin ser oriundos del estado, defendieron los principios de democracia, libertades, otorgaron la garantía de equilibrios en el ejercicio del poder, la división de los Poderes, el respeto al Estado de derecho y los derechos sociales y laborales.
Ellos fueron: Miguel Rosales, Leopoldo Vázquez Mellado, Salvador R. Guzmán, Gabino Bandera y Mata, Alfonso Cabrera, Gilberto de la Fuente, Federico Dinorín, Antonio de la Barrera, José Rivera, Porfirio del Castillo, Luis T. Navarro, Pastor Rouaix, José Verástegui, Froylán Manjarrez, Rafael Cañete, Gabriel Rojano, David Pastrana, Epigmenio Martínez. (Méndez Sánchez Fernando, La Representación Poblana en el Constituyente 1916-1917. Breve Análisis histórico-jurídico, UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas, pp 271-293).
Todos ellos forman parte de la historia de México.
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