El extraño robo de la minimoto de La vista -que generó el despido fulminante del titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública, de su secretario particular y del auxiliar de éste- es un caso para la Araña.
Primero armemos la trama.
Luego pongamos en escena a los actores interesados, dueños, algunos, de las manos que recopilaron los videos de las cámaras de seguridad y los filtraron a la prensa.
Todo empezó cuando el periodista Rodolfo Ruiz publicó días atrás algunos mensajes cifrados en su columna “La Corte de los Milagros”.
El lunes 9, tres días después del robo, y el martes 10 escribió las siguientes líneas:
“¿Qué funcionario del gobierno de Rafael Moreno Valle fue sorprendido por sus vecinos del fraccionamiento residencial La Vista Country Club robándose una motocicleta?
“Un par de tips.
“Se trata de un funcionario que, para variar, no vivía ni es oriundo del estado de Puebla.
“El susodicho es ni más ni menos que un servidor público vinculado a temas de Seguridad Pública.”
Poco antes de que el propio Ruiz publicara un video relacionado con el robo de la minimoto, el gobierno del estado giró un boletín de prensa dando a conocer que los funcionarios arriba citados habían sido dados de baja como consecuencia de los hechos señalados.
El periodista publicó el video en su columna y sobrevino la polémica.
Toma Primera: la cámara de seguridad de La Vista Country Club capta una camioneta Durango, negra, propiedad del Gobierno del Estado.
La cámara hace un zoom-in a las placas: TWC-70-63.
Luego hay un zoom-back y el vehículo ingresa al fraccionamiento.
Hay luz de día.
Toma Segunda: la misma camioneta transita en la oscuridad por una de las calles de La Vista a escasa velocidad.
Se estaciona.
El chofer apaga las luces y baja.
Se dirige a una de las casas y por unos segundos desaparece de la escena.
Reaparece rodando la minimoto con evidente prisa y la mete a la cajuela de la camioneta.
(Un letrero nos informa que ese viernes 6 de julio la Durango ingresó a La Vista a las 4:48 de la madrugada).
Enciende el vehículo y arranca.
Escena Tercera: Aparecen la camioneta y el chofer abandonando La Vista.
Un letrero nos dice que son las 5:04 de la madrugada.
Escena Cuarta: Acercamiento a la hoja de registros de llegadas y salidas.
En repetidas ocasiones destaca el nombre del ex secretario particular del ex secretario técnico del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Escena Quinta: Vuelve a aparecer el chofer que se robó la minimoto en la caseta de vigilancia de La Vista.
Una leyenda nos dice que el ex secretario particular y su ex jefe vivían en la calle Vista Florida 12.
Fin de la historia.
La administradora del fraccionamiento –Olivia Salomón, esposa de Rafael Moreno Valle Sánchez, tío del gobernador- y los integrantes del Comité de Seguridad son los únicos que pueden tener acceso a los videos de las cámaras de seguridad.
En ese orden.
Imaginemos la escena: el dueño de la minimoto se despertó el viernes 6 de julio con la novedad de que había sido víctima de un robo.
Robo menor pero robo al fin de cuentas.
Molesto, habla con la administradora.
Ésta, a su vez, solicita los videos de la madrugada del viernes.
Entonces aparece la imagen del ladrón de minimotos.
Se arma la historia.
Días después el material será editado.
No es la primera vez que ocurren cosas extrañas en La Vista.
Dos suicidios y un robo a la residencia de un conocido empresario automotriz fueron casos sonadísimos entre los vecinos.
Nada llegó a la prensa entonces pese a que el robo tuvo un monto de un millón de dólares entre relojes, plumas y dinero en efectivo.
Y es que existe un Código de Confidencialidad notariado por Mario Montero Serrano: el favorito de La Vista.
Dicho código plantea que no se puede hacer mediático ningún escándalo para no afectar la imagen del fraccionamiento.
Se investigan los hechos, sí, y se da cuenta de ello a las autoridades.
Pero nada más.
En otras palabras: “Lo que sucede en La Vista, se queda en La Vista”.
Volvamos a nuestro tema.
En virtud de que se atravesó el fin de semana los integrantes del Comité de Seguridad no fueron convocados para discutir el caso.
De hecho: ellos ni siquiera se enteraron del robo de la minimoto en los primeros días.
Las dudas matan:
¿Quién hizo la lectura política del suceso?
¿Quién detectó que el robo involucraba indirectamente a dos altos funcionarios del Consejo Estatal de Seguridad Pública?
¿Cuál era la intención de filtrar los videos y la trama a un medio de comunicación?
¿Quién armó las cosas de tal forma para exhibir al mismísimo gobierno del estado?
¿La administradora?
¿Su esposo?
¿El notario Montero?
La respuesta, sin duda, está soplando en el viento.