Juan Pablo Piña Kurzcyn dejó la Secretaría de Servicios Legales para asumir la titularidad de la Sexta Visitaduría General de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
No le fue nada mal a Juan Pablo a su paso por el gobierno de Rafael Moreno Valle.
Al contrario.
Cuando apenas habían transcurrido unos minutos de la unción de la nueva administración, Moreno Valle le dio la primera encomienda a Juan Pablo.
Y fue en el sentido de rescatar el predio conocido como Valle Fantástico.
Hasta ayer el gobierno estatal le ha ganado todas las instancias y amparos al empresario Ricardo Henaine.
Absolutamente todos.
Lo mismo ocurrió en el tema del comodato de la casona en la que se encontraba la redacción de El Heraldo de Puebla.
Con poco más de treintaiún años de edad, Juan Pablo fue el personaje más joven del gabinete.
Estudioso como pocos, metido de lleno en su profesión de abogado, se dio tiempo para la cátedra y la investigación.
Hay que decirlo: el hueco que deja es enorme, aunque Pepe Montiel, hasta hace unas horas subsecretario de Servicios Legales, cuenta con una experiencia singular que lo sacará a flote.
El mensaje de Moreno Valle fue clarísimo a la hora de dar a conocer la rotación de cargos.
Y es que se despidió personalmente de él y le dijo que tenía las puertas abiertas en su gobierno.
Poco después, le deseó lo mejor en su cuenta de Twitter.
Ayer mismo, el ombudsman Luis Raúl Plascencia le dio posesión de su cargo.
Y lo hizo en un contexto muy interesante.
Resulta que el viernes pasado se aprobó una reforma que le da facultades a la CNDH que antes le correspondía a la Suprema Corte de Justicia de la Nación: facultades con las que investigaron a Mario Marín y el caso de la Guardería ABC.
Esas facultades, sí, ahora estarán en las manos de Juan Pablo Piña como titular de la Sexta Visitaduría.
Nada mal para quien a su corta edad es sin duda un triunfador.
Un abrazo desde aquí.