“Problemas de salud y largas ausencias en momentos importantes para el país, pero también, sobre todo, algunos serios desacuerdos, cada vez más evidentes, con la presidenta, con el detonante del explosivo caso del dueño de Miss Universo, Raúl Rocha Cantú”.
Así explican algunos senadores y senadoras las razones detrás de la forzada –y negociada in extremis– renuncia del fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero.
Un reflejo, además, de la urgente necesidad de Claudia Sheinbaum Pardo de poner límites al fuerte poder que el expresidente Andrés Manuel López Obrador sigue teniendo sobre áreas y puntos clave de la nación.
La presidenta necesita a alguien verdaderamente suyo o suya en la Fiscalía; se habla insistentemente de Ernestina Godoy como muy probable relevo de Gertz Manero.
Godoy fue la procuradora –y luego la fiscal– en la Ciudad de México cuando Sheimbaum fungió como jefa de Gobierno. Desde el 1 de octubre de 2024, se desempeña como consejera jurídica del Gobierno federal.
En el Gobierno de la Ciudad de México hizo mancuerna con el entonces secretario de Seguridad Ciudadana y actual secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, el poderoso Omar García Harfuch.
El esquema se repetiría con Godoy desde la FGR y Omar desde la SSPC; ambos son soldados de Sheinbaum, a quien le profesan total lealtad y obediencia.
La presidenta empezaría a tomar hilos que la alargada sombra de AMLO le ha impedido.
Daría, además, un golpe sobre la mesa, por más que se especula con que desde la finca “La Chingada”, en Tabasco, se preferiría que el sucesor de Gertz Manero fuese el ex presidente y ministro de la Corte, Arturo Zaldívar.
En cualquier caso, como ocurrió con la imposición de Gertz Manero por parte del presidente López Obrador, se estaría designando a un nuevo o una nueva “fiscal carnal”.
Un modelo que, por cierto, se repite prácticamente en todos los estados del país, sin importar el partido que gobierne: fiscales o procuradores que no son sino meros empleados del titular del poder Ejecutivo en turno.
Lo cierto es que un auténtico sismo, causó entre los senadores y las senadoras la (obligada) renuncia de Alejandro Gertz Manero, uno de los fiscales más tenebrosos y oscuros que recuerde la República –y vaya que los ha habido.
Tras la (ni tan misteriosa) visita de Adán Augusto López Hernández a Palacio Nacional, el miércoles, el coordinador de los senadores de Morena salió con instrucciones precisas de operar “sin fisuras, rápido, ni sobresaltos” la transición en la FGR.
Una prueba de lealtad para quien no se ha cansado de desafiar a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha querido deshacerse de él, pero no lo ha logrado porque el “hermano” de Adán Augusto, el expresidente López Obrador, no se ha cansado de protegerlo.
Este miércoles, en la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, cuando le preguntaron del tema, la presidenta dijo que sí, que había recibido una carta de renuncia, la cual estaba analizando, y aseguró que Gertz Manero “ha hecho buen trabajo”.
Sin embargo, precisó:
“Pienso yo que necesitamos mucho más coordinación de las Fiscalías estatales y la Fiscalía General de la República, hay temas de seguridad que es muy importante que haya una coordinación mayor, en eso estamos trabajando desde que llegamos; entonces, vamos a esperar el día de hoy”.
Adán Augusto salió de Palacio Nacional y citó para este jueves, con carácter de urgente y sin pretextos, a todos los senadores y a todas las senadoras de Morena y partidos aliados.
Trajo hasta a quienes estaban fuera del país y si no, a sus suplentes.
Entre muchos senadores y senadoras hubo molestia porque ni la Presidencia de la República ni Adán Augusto les informaron para qué debían presentarse a la sesión en la que se arrancó, incluso, extrañamente, sin orden del día.
La mayoría se enteró por los rumores en los medios de lo que se trataba.
Tras largas horas de tensión y negociación, Gertz Manero acabó aceptando enviar su renuncia. Se le acusa de filtrar a la prensa los detalles del caso Raúl Rocha, que enloda a no pocos políticos y empresarios de la 4T.
Dicha negociación lo hará embajador de México “en un país amigo”, según se pudo leer en la carta que envió al Senado, que con 74 votos a favor y 22 en contra aceptó y aprobó la renuncia (o más bien: el fulminante cese).
De acuerdo con el artículo 102 Apartado A de la Constitución y la Ley de la Fiscalía General de la República, para ser fiscal general se requiere:
• Ser mexicano por nacimiento.
• Tener al menos 35 años cumplidos.
• Contar con título profesional de Licenciado en Derecho con una antigüedad mínima
de 10 años.
• Tener buena reputación.
• No haber sido condenado por delito doloso.
• Contar con trayectoria destacada y reconocida en el ámbito jurídico.
No podrá ser fiscal general quien:
• No sea mexicano por nacimiento.
• No tenga la edad mínima.
• No cuente con título o antigüedad profesional suficiente.
• Tenga antecedentes penales por delito doloso.
Para el caso de Ernestina Godoy, muchos se preguntan si un(a) funcionario(a) puede ser electo(a) como fiscal general.
La respuesta es sí:
La ley no lo prohíbe expresamente.
Sin embargo, la Constitución sí prohíbe ejercer dos cargos públicos incompatibles al mismo tiempo. Por ello, cualquier persona electa debe renunciar o solicitar licencia antes de asumir como fiscal general.
En el pasado, algunos legisladores federales han dejado su cargo para asumir la Procuraduría General de la República (figura previa a la Fiscalía), lo que confirma la viabilidad legal de este proceso.
Existen antecedentes históricos que confirman esta práctica.
Antes de la creación de la Fiscalía General como órgano autónomo, varios legisladores solicitaron licencia para asumir la PGR.
A saber:
• Jesús Murillo Karam dejó una diputación para asumir la PGR en 2012.
• Arely Gómez dejó el Senado en 2015 para ser procuradora general.
Tras la creación de la Fiscalía, se eliminó el “pase automático” para evitar designaciones sin control político, fortaleciendo así la autonomía institucional.
¿Quién será el siguiente o la siguiente fiscal carnal?
El nombramiento involucra al Senado y a Sheinbaum:
El Senado deberá elaborar (en un plazo de hasta 20 días) una lista de hasta 10 candidatos.
De esa lista, Sheinbaum deberá armar una terna.
Y el Senado (con mayoría calificada: con el voto de las dos terceras partes del total de los legisladores) deberá elegir a uno o una de esa terna.
Esa una o uno será el titular de la FGR. Es decir, el nuevo o la nueva fiscal carnal.




