En los últimos días, he platicado con varios políticos, la mayoría del oficialismo, muy sobrados, señalan que con cualquiera de sus aspirantes van a retener la Presidencia Municipal de Puebla; vaya, hasta con Liz Sánchez, dicen.
La confianza, la arrogancia y hasta la soberbia destilan por sus poros, confiados en los últimos resultados del 2024 en donde arrasaron a la oposición, además de la sobrerrepresentación que se robaron y en los altísimos niveles de confianza de la presidenta Sheinbaum, quien por cierto estará en Puebla este viernes.
Las últimas encuestas que han trascendido y a las que he tenido acceso pueden confirmar tal especie. Morena, la marca, tiene más de 35% de preferencia en la capital, mientras que el panismo tiene solo un 12%, Movimiento Ciudadano 10%, el resto de los partidos ni pintan.
En las más diversas mediciones, los aspirantes mejor posicionados pertenecen solo a las filas del oficialismo y sus partidos satélites. Veamos.
El personaje con el mayor porcentaje de conocimiento, como es lógico, es el actual alcalde capitalino, Pepe Chedraui, seguido del exgobernador Sergio Salomón Céspedes, en tercer lugar aparece el diputado federal del Partido Verde Tony Gali, cuyo apellido la ayuda mucho; muy abajo está el delegado del Bienestar, Rodrigo Abdala, quien ya anda en abierta campaña, pero ni así sube, luego aparece el diputado federal Alejandro Carvajal, pero rezagado, y más abajo vienen otros personajes.
En las mujeres, y otra vez por razones lógicas, la más conocida es la exalcaldesa y diputada federal, Claudia Rivera, quien bajó su perfil y aun así sigue en el imaginario colectivo. La sigue la actual titular de la Lotería Nacional, Olivia Salomón, quien ya realizó actividades en el 2024, y más atrás comienza a aparecer la líder del Congreso local, Laura Artemisa García Chávez.
La oposición no tiene a ningún personaje que alcance los niveles de conocimiento que tienen los antes mencionados, lo que pudiera ser una muy mala noticia para panistas o emecistas; sin embargo, hay varios factores que se debe tomar en cuenta antes de que el oficialismo cante victoria.
La capital tiene su propia complejidad y la historia así lo demuestra; de 1995 a la fecha han gobernado y se han alternado en el poder, PRI, PAN y Morena.
En 1995, el panista Gabriel Hinojosa, un pequeño empresario al cual casi nadie conocía, le ganó al experimentado político Germán Sierra Sánchez, distinguido miembro de la familia revolucionaria, ahijado de Luis Echeverría, embajador de Nueva Zelanda, diputado federal y senador de la República.
El principal factor de la derrota de Sierra Sánchez fue el error de diciembre que ocurrió a finales de 1994 y que incidió en el hartazgo de la gente en la elección de noviembre de 1995. Ni el consumado operador político que era Manuel Bartlett Díaz, a la sazón gobernador de Puebla, pudo evitar la derrota; el panismo ganó toda la zona conurbada y varias plazas importantes al interior del estado.
En 1998, el PRI recuperó la capital con Mario Marín; pero, como ya lo dije, tuvieron que inventar a Emilio Maurer como candidato, para dividir el voto opositor, y eso que “El Mosco” José Antonio Díaz García era un pésimo candidato del PAN.
En 2001, un también poco conocido Luis Paredes Moctezuma ganó primero la interna panista al yunquista Francisco Emmelhainz y luego arrasó al priista Carlos Alberto Julián y Nacer, y eso que otro gran operador, Melquiades Morales Flores, operador de los fraudes de 1983 en Puebla y Chihuahua 1985, era el gobernador de Puebla.
En 2004 y 2007, el PRI logró ligar dos trienios seguidos rompiendo la alternancia con figuras frescas y ciudadanas en ese entonces, como el exrector de la BUAP Enrique Doger y Blanca Alcalá Ruiz.
En 2010, Moreno Valle se convirtió en un tren que arrastró a un poco conocido en ese entonces Eduardo Rivera para que el PAN pudiera recuperar la alcaldía de Puebla.
En 2013, el carismático Tony Gali logró retener para el panismo la capital, por primera vez el albiazul lograba, como lo hizo el PRI, hilar dos trienios seguidos.
En 2018, el tsunami López Obrador hizo ganar a una para ese entonces desconocida Claudia Rivera Vivanco, quien en 2021 se convirtió en el primer personaje en la era moderna de Puebla en buscar la reelección en el cargo y perdió ante el panista Eduardo Rivera Pérez, quien contendió por tercera vez como candidato del PAN a la alcaldía y se convirtió también en el primer personaje de la era moderna en gobernar por segunda ocasión la capital del estado.
Esto me ha permitido concluir lo siguiente: al poblano de la capital no le gusta la reelección, las veces que ha ganado el PAN o Morena se ha debido al hartazgo social, lo que ha provocado la alternancia, cosa que también le gusta a los ciudadanos de este lugar y ante el hartazgo no hay operación política que surta efecto, o al menos eso es lo que nos dice la historia.
Ah… y también al poblano de la capital le gusta el voto de castigo, como ya lo vivió en carne propia la entonces alcaldesa Claudia Rivera, quien además fue traicionada por el entonces gobernador, Miguel Barbosa, pero esa, esa es otra historia.