Entre la espesura verde de la selva y las olas que besan la arena, existe un rincón mágico en la costa de Jalisco: Santuario Yelapa. Ubicado en el corazón de Yelapa, al norte de Costalegre, este espacio es más que un hotel: es una experiencia de conexión profunda con la naturaleza, un refugio de calma, aventura y conciencia ecológica.
Glamping sostenible
Aquí se vive el glamping con estilo: campismo de lujo en cinco domos geodésicos únicos, diseñados con geometría circular que se integra con el paisaje y permite que el aire fluya libre.
Cada domo tiene una superficie interior de 30 metros cuadrados, terraza privada con vista al río, y servicios como concierge, room service, acceso directo a la playa y cuatrimotos para el traslado desde el muelle. Todo esto, desde 8 mil 500 pesos mexicanos por noche, ideal para quienes buscan lujo, intimidad y sustentabilidad en la misma experiencia.
La selva y el mar son el patio de juegos. Hay aventuras para todos los gustos: kayak, paddle board, esnórquel, buceo, recorridos en lancha por el río Yelapa, senderismo por la jungla y caminatas hasta cascadas escondidas que refrescan el alma. Todo en armonía con el entorno.
Para quienes buscan descanso y bienestar, el Santuario ofrece sesiones de yoga, masajes estilo spa, temazcal y espacios de relajación como hamacas colgantes sobre el río o playas solitarias para meditar bajo el sol. El club de playa es perfecto para disfrutar cócteles tropicales bajo una palapa mientras el mar susurra canciones antiguas.
Foto: Instagram / @santuarioyelapa
La gastronomía es local, fresca y deliciosa. Frutas tropicales al amanecer, mariscos sostenibles al anochecer, cenas románticas con menú personalizado y veladas musicales bajo la luna. Todo preparado con productos orgánicos de la región.
Yelapa es accesible solo por mar, lo que le da ese aire de secreto bien guardado. Santuario Yelapa no es solo hospedaje: es un compromiso con la tierra, un descanso del mundo moderno y una invitación a vivir la verdadera esencia de Costalegre de forma auténtica, inmersiva y responsable.
Aquí, la selva abraza, el mar canta y la vida se saborea despacio.
Foto: Especial
Este es un contenido de la revista de turismo México Ruta Mágica
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