México se sigue convulsionando en medio de los problemas internos, pero sobre todo ante la creciente presión internacional, por parte de los Estados Unidos y su presidente Trump, quien ha decidido incluir a nuestro país en la lista de enemigos de los norteamericanos, a la par de Irán, China y Rusia.
Por si fuera poco, la reciente revelación del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, vinculando a dos bancos y una casa de bolsa, CI Banco, Intercam y Vector, como parte de una red de lavado de dinero de los carteles mexicanos y de la compra de precursor de fentanilo, no es un asunto menor.
El caso más delicado es el de Casa de Bolsa Vector, muy fuerte e influyente en Puebla durante el marinismo. Pero de regreso al tema, las autoridades norteamericanas acusan a esta financiera de lavar recursos del exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón y hoy condenado por narcotráfico, Genaro García Luna, preso en el vecino país del norte por el delito de narcotráfico.
El socio principal de Casa de Bolsa Vector es el empresario regiomontano Alfonso Romo, vinculado al expresidente Andrés Manuel López Obrador, y quien también fungió durante un tiempo como su jefe de la Oficina de la Presidencia, hace que la 4T tiemble de pies a cabeza, pero a su vez revela un pleito en el Olimpo al más alto nivel, desde mi punto de vista.
Todo este contexto deja en claro la lucha que se vive por el poder central en México, el definir quién manda y quién realmente toma las decisiones.
Es imposible que la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, no haya sabido antes que nadie lo que el Departamento del Tesoro iba a informar sobre estas tres instituciones de crédito y más si se trata de un caso en donde está vinculado Genaro García Luna y también el expresidente López.
Es un hecho que Sheinbaum gobierna prácticamente sola y que su único hombre de confianza es su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, quien cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, pero que está confrontado con el secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo.
De hecho, las modificaciones que se aprobaron en la Cámara de Diputados para transferir el mando de la Guardia Nacional de la Secretaría de Seguridad a la Defensa Nacional fueron para debilitar a Harfuch y obedecen, al igual que las reformas al Poder Judicial, a compromisos impulsados por López Obrador y cumplidos por Claudia Sheinbaum.
Es llamativo el alarmante empoderamiento del Ejército mexicano, que a la larga lista de privilegios otorgados por López ahora suma el de manejar la Guardia Nacional (militarización) y también el poder ocupar puestos de elección popular, lo cual es un auténtico contrasentido y si no, ojalá se le pudiera preguntar al general Joaquín Amaro, el creador del Ejército mexicano moderno, el trabajo que costó que los militares volvieran a los cuarteles después de la Revolución Mexicana.
La presidenta Sheinbaum no tiene tampoco el control de la nueva Corte, la cual está dominada en su mayoría por gente que obedece a los intereses del expresidente, al menos así parece con Hugo Aguilar, Loretta Ortiz, Yazmín Esquivel y Lenia Batres.
Ambas cámaras, la de diputados y la de senadores, obedecen más a los intereses de López que de la propia presidenta, quien tiene en Ricardo Monreal y Adán Augusto a dos verdaderos diques.
De los 24 gobernadores que actualmente mantienen el control político de igual número de entidades en el país, los 24 mandatarios obedecen a los apetitos del exmandatario, ninguno se la debe a Sheinbaum, quien en 2027 buscará cambiar las cosas en las 16 demarcaciones en donde se renovará el Poder Ejecutivo, para lo cual impulsó la no reelección y el no nepotismo. Sin embargo, sus adversarios ya encontraron cómo darle la vuelta a través de Movimiento Ciudadano, pero esa, esa es otra historia.
Los choques entre la presidenta y el ex ya son muy notorios, por eso llama la atención la nota de la vinculación directa de Alfonso Romo y el exsecretario de Seguridad con Felipe Calderón, Genaro García Luna. Estas notas golpean directamente a su antecesor y varios personajes ligados a él.
Sheinbaum finge defender a López y no saber de estos casos, sabedora del poder que este tiene a través del Ejército, el Congreso de la Unión, la próxima Corte y parte de los gobernadores morenistas, pero también sabe que va a ser Trump y los Estados Unidos quienes se encarguen del tabasqueño y de su camarilla. No tiene otra opción, ella no puede enfrentarse directamente al más poderoso político mexicano de los últimos años y, me atrevo a decir, de todos los tiempos.
La pelea en el Olimpo mexicano es muy similar a la que libró el padre de los dioses, Zeus, y no Munive, con los Titanes, para ver quién se quedaba con la hegemonía del universo.