Lo que comenzó como una discreta escapada al mediodía terminó en un asalto violento que le costó a Rafael N. más de 111 mil pesos en efectivo, además de su celular, su cartera y hasta las llaves de su camioneta.
El jueves, cuando el sol caía con fuerza sobre las calles del Centro Histórico de Puebla, Rafael acababa de retirar una fuerte suma de una sucursal bancaria y se dirigió a una casa de citas ubicada en la 18 Poniente y 5 Norte. Todo parecía transcurrir con normalidad… hasta que salió.
Apenas puso un pie en la banqueta y caminó hacia su vehículo, dos hombres con sudaderas –una blanca y otra azul– lo interceptaron. Sin darle tiempo de reaccionar, lo encañonaron y, con precisión calculada, le arrebataron el dinero. También se llevaron su celular, su cartera y las llaves del vehículo antes de huir con rumbo desconocido.
Rafael pidió apoyo a las autoridades, todavía con el susto a flor de piel. Dijo desconocer si lo habían seguido desde el banco o si alguien dentro del establecimiento sabía del efectivo que llevaba consigo.
El caso ya está bajo investigación, pero el episodio revela, una vez más, la vulnerabilidad que enfrentan quienes transitan por el primer cuadro de la ciudad, incluso a plena luz del día.
Lo que debió ser una jornada privada y satisfactoria, terminó convertido en una amarga anécdota para Rafael, quien pasó de la euforia al despojo y del gozo al lamento, en cuestión de apenas unos minutos.