Una fuerte lluvia bastó para evidenciar las graves fallas estructurales del nuevo edificio del Congreso del estado de Puebla. A menos de un año de su inauguración, la sede legislativa –construida con un presupuesto de 855 millones de pesos– presentó filtraciones de agua en techos, pasillos y pisos, lo que obligó a los trabajadores a colocar botes y hasta usar sombrillas en el interior del recinto.
El diputado local del PAN Rafael Micalco Méndez denunció públicamente las goteras a través de redes sociales. En un video grabado desde el lobby del edificio, ubicado en la Zona de Los Fuertes, mostró cómo el agua caía desde el techo hasta alcanzar la planta baja, mojando incluso a los recepcionistas. “Para caminar adentro, hay que usar paraguas”, ironizó.
Buenas tardes! Aquí reportando desde el @CongresoPue después de una ligera lluvia.🤷♂️ que pacho aquí ? 👀 pic.twitter.com/jeMijrGtWS
— RAFAEL MICALCO (@rafamicalco) May 23, 2025
Esta no es la primera vez que la nueva sede legislativa registra filtraciones. Desde su entrega oficial en noviembre de 2024, ya se habían reportado errores técnicos y fallas de construcción, sobre todo en los sótanos y oficinas de planta baja. La presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso local, Laura Artemisa García Chávez, reconoció en su momento la necesidad de correcciones, pero la situación persiste.
Además de goteras, sin salidas alternas
Además de las filtraciones que evidencian fallas en la construcción, la reciente protesta de simpatizantes de los hermanos Uruviel y Giovanni González Vieyra –alcaldes de Ciudad Serdán y Tlachichuca, respectivamente– puso en evidencia otra deficiencia grave en el nuevo edificio del Congreso de Puebla: el inmueble no cuenta con salidas alternas ni salidas de emergencia, más allá del acceso principal. El bloqueo de los accesos dejó atrapados a decenas de personas, entre trabajadores legislativos, diputados y personal administrativo, quienes no pudieron salir del recinto por varias horas.
La manifestación inició alrededor de las 13:00 horas del martes 11 de marzo, cuando pobladores exigieron la liberación de los ediles detenidos por posesión de armas, drogas y animales exóticos. Durante más de nueve horas, los accesos permanecieron bloqueados, sin que existiera una vía de evacuación o ruta alterna. Esta situación no solo vulneró la seguridad del personal dentro del Congreso, sino que también reveló la falta de protocolos básicos de protección civil en una obra que costó más de 855 millones de pesos.
A pesar de que el edificio fue anunciado como una obra de alta durabilidad con vida útil de 150 años, la lluvia de esta tarde ha puesto en duda su calidad estructural. Irónicamente, la construcción –a cargo del Grupo Constructor Marcar y Asociados– incluye un sistema de captación de agua pluvial, lo que contrasta con la incapacidad del inmueble para evitar filtraciones.
El Congreso fue edificado en una zona patrimonial, por lo que el proyecto tuvo que ser modificado conforme a lineamientos del INAH. Se usaron mil 200 toneladas de acero y participaron 600 trabajadores, pero ni esas cifras han evitado que hoy los legisladores y personal administrativo enfrenten los estragos de una obra que no ha pasado ni su primer temporal de lluvias.