El 5 de febrero pasado, el fútbol celebró el cumpleaños de uno de los más grandes fenómenos deportivos que ha visto el balompié: Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro. Jugador emblemático en el fútbol y sinónimo de perseverancia, trabajo y empeño desmedido, “El Comandante”, como se le conoce entre sus múltiples motes, no tuvo una vida sencilla como suele pensarse, las diversas barreras físicas, emocionales y mentales que superó deben ser comentadas en el contexto de su onomástico número 40.
Ronaldo nació en Funchal, la capital de la isla de Madeira, en Portugal. Desde antes de nacer, mostró una tenaz voluntad de vivir, enfrentándose inconscientemente al rechazo de su familia, que había considerado la opción del aborto debido a las dificultades económicas que atravesaban. El alcoholismo de su padre y la precariedad financiera que había en su hogar lo orillaron a pasar prácticamente todo el día en las calles, jugando al fútbol, como si fuera un refugio. A los ocho años, empieza a entrenar en el club de la Andorinha, dos años después ingresa a las filas del C. D. Nacional de Madeira, donde logró mostrar el talento y la disciplina que lo caracterizaban. Finalmente, con tan solo 12 años, fue fichado por el Sporting Clube de Portugal, motivo por el cual Ronaldo tuvo que trasladarse a Lisboa, tomando la decisión de dejar a su familia, en especial, a su madre, Dolores, que se había convertido en un referente y apoyo para él.
La vida en la ciudad de las siete colinas no fue sencilla, de hecho, el mismo astro portugués ha señalado en reiteradas ocasiones que fue el momento más complicado de su carrera futbolística. Alejado de su familia, tuvo que lidiar con las reiteradas burlas de sus compañeros, incluso de algunos docentes, por su acento y por su condición social. La presión fue tanta que ocasionó que el adolescente Ronaldo fuera expulsado de la escuela por una agresión a su maestra, lo que, sin duda fue un golpe de reflexión sobre su futuro personal y profesional. No obstante, la noticia más devastadora llegó a los 15 años, cuando le diagnosticaron insuficiencia cardiaca, una condición crónica que impide que el corazón bombee sangre de manera adecuada. Tuvo que ser intervenido quirúrgicamente con la previa aceptación de su madre, que se encontraba a más de 950 kilómetros de distancia.
La siguiente etapa de Ronaldo es la más conocida: ser el único jugador del Sporting Clube en jugar con la sub 16, sub 17, sub 18, equipo B y el primer equipo en una misma temporada. En el Manchester United, su habilidad para marcar goles y su incansable esfuerzo lo convirtieron en una pieza clave, logrando tres títulos de la Premier League, una Champions League, y varios premios individuales, incluyendo el Balón de Oro. Su paso por el Real Madrid marcó una época dorada, donde se consagró como el máximo goleador de la historia del club, conquistando cuatro Champions League y numerosos títulos españoles, además de seguir ampliando su colección de Balones de Oro. Posteriormente, en la Juventus continuó demostrando su genialidad al ganar dos títulos de la Serie A, mientras seguía sumando goles a su impresionante cifra personal, afianzando su legado como uno de los mejores futbolistas de todas las épocas.
El paso del tiempo suele ser implacable con los atletas, y muchos consideran que a partir de los 30 años, el rendimiento decae. Sin embargo, Ronaldo ha demostrado, con cada gol, cada récord y cada entrenamiento, que el verdadero secreto no está en el paso de los años, sino en la mentalidad y la disciplina constante.
Desde las Gradas de la Historia, conmemoramos la vida de Ronaldo, un hombre que nunca deja de demostrar que el verdadero enemigo es la complacencia, y que el mayor logro siempre será ir más allá de lo que pensábamos imposible.
Facebook: Othón Ordaz Gutiérrez
X: @othon_ordaz