Un auténtico despropósito, por no decir una afrenta, resultó el haber invitado al Congreso local a Ardelio Vargas Fosado –personaje con tintes de represor y cacique– a la sesión en que se eligió a Rosa Isela Sánchez Soya como la nueva presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (CDH). De pronto da la impresión de que ciertos actores de la 4T quieren mandar un mensaje de deslinde del obradorismo y al mismo tiempo, de que en Puebla se quiere utilizar la opresión como método de control social.
En lugar de que este miércoles se definiera un nuevo modelo de atención a la violación a los derechos humanos en Puebla, que tanta falta hace, lo que se acabó imponiendo es la realidad de que sigue activo y vigente uno de los “hombres duros” del sistema represor mexicano que, nació con los gobiernos del PRI, lo cobijó las administraciones panistas y ahora ha encontrado acomodo en algunos sectores de la 4T.
De otro modo no es entendible la permisividad que se tiene con Ardelio Vargas Fosado, quien cuenta con un historial siniestro en reprimir a movimientos sociales, a grupos campesinos, a migrantes, a comerciantes y a estudiantes normalistas, solo por citar algunos casos.
Todo apunta a que en la 4T poblana no se tiene conciencia del riesgo que implica dejar gravitar a este personaje en la política local y en especial, en los gobiernos de Morena. Tarde o temprano, habrá un costo político y social, “un pago de facturas”, por dejarlo actuar libremente en la entidad.
El conjunto de políticos de la 4T que ya están ejerciendo el poder, así como los que van a gobernar a partir de diciembre próximo, deberían verse en el espejo de lo que pasó hace tres sexenios con el entonces mandatario priista Mario Marín Torres, que tenía todo para hacer un buen gobierno y él mismo, acabó destruyendo lo que tanto trabajo le costó construir.
Todo por ignorar las advertencias que, un par de años entes de iniciar su sexenio, le hizo uno de sus ex jefes: el ex gobernador Manuel Bartlett Díaz.
Una historia que ya se ha contado en esta columna, pero que vale la pena recordar: Marín le pidió ayuda a Bartlett para obtener la candidatura del PRI al gobierno de Puebla y el entonces ex mandatario le dijo, palabras más, palabras menos, que lo de menos era obtener la postulación, sino el riesgo que había es que en su equipo de trabajo tenía a personajes siniestros que le iban a hacer mucho daño.
Marín le prometió que no lo incluiría en su gobierno y al llegar al poder, ignoró su compromiso y de inmediato lo nombró director de la Policía Judicial.
Meses más tarde Karam le presentó a Marín al empresario de origen libanes Kamel Nacif Borge, por una petición de un líder religioso. El industrial textil le pidió “un favor” al gobernador, que detonó el llamado Lydiagate, que acabó con el marinismo, con el priismo poblano y con la mayor parte de los miembros de una clase política.
La advertencia de lo que puede pasar con Ardelio Vargas Fosado, ya se hizo en su momento, por la voz más autorizada que podía haber. Pero, en Puebla los líderes de la 4T no quieren oír, así como Marín en su momento no escuchó a Bartlett.
No es algo menor, quien lo advirtió con mucha claridad fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, el 3 de junio de 2023, quien definió que Ardelio Vargas Fosado colaboró con Genaro García Luna –quien purga 38 años de cárcel por narcotráfico en Estados Unidos– y en ese sentido estableció:
“Nostros –en la 4T– no queremos nada que tenga que ver con esa gente , porque en ese entonces –en el sexenio del presidente Felipe Calderón– para decirlo claro, rápido, breve, padecimos de un narcoestado que nos hizo mucho daño al país, entonces no queremos nada de eso…”
Muchos gobernantes, legisladores y líder partidistas de Morena en Puebla hacen que “les habla el tío Lolo” cuando les mencionan el nombre de Ardelio Vargas, siempre queriendo apatentar que no es parte de la 4T.
Frente a este comportamiento solo hay que apuntar: se dice que por lo menos 10 alcaldes de la Sierra Norte del estado, entre ellos Rogelio López Angulo de Huauchinango, llegaron al cargo por el impulso de Vargas Fosado. Él les abrió las puertas de Morena o del Partido Verde Ecológista de México, que hizo diputada a su hija: Guadalupe Vargas Vargas.
Y hay que leer puntualmente lo que ayer declaró el propio Ardelio Vargas a los reporteros de la fuente legislativa: “Nunca he estado alejado del grupo de Morena, tengo una gran relación con todos ellos, inclusive con el gobierno federal, la vida te va dejando y son relaciones que se tienen más allá de los colores partidistas”.
Que no digan que no.