Cuando Morena y sus partidos aliados se dieron cuenta era demasiado tarde, la candidatura indígena de Néstor Camarillo al Senado ya la había validado el Instituto Nacional Electoral (INE).
Por eso debieron esperar y el 13 de junio, tal como lo marca la ley, dentro de los cinco días posteriores a que le dieron su constancia de mayoría, el partido más poderoso de Puebla y el país, presentó la solicitud para invalidar el triunfo de Néstor Camarillo.
¿Prosperará?
Los cercanos al ex líder del PRI, quien pasará a la historia como el que terminó de hundir al “partidazo”, han dicho que para nada.
Dicen que la ley electoral, respecto a las candidaturas indígenas, es muy amplia y casi casi que basta con auto sentirse indígena para obtenerla.
Puede ser.
Sin embargo, a los oriundos de Zacapoaxtla que Camarillo engañó para que le dieran su “certificado de indígena” ya les entró el miedo. No piensan seguir mintiendo.
Pero, vamos por partes.
Primero debo decirles que el Comisariado Ejidal que le entregó la constancia a Camarillo no está legalmente constituido.
Ya ese argumento es más que suficiente para que el INE le quite la constancia de “ganador”.
A sabiendas de ello, dicen por ahí que Camarillo anda en Zacapoaxtla desde ayer buscando arreglar el problema.
Les ha dado 150 mil pesos a cada uno, dicen, para que el ejido haga una “asamblea extraordinaria” en la que lo acepten, por usos y costumbres, como parte de la comunidad.
Sin embargo, pues de hacerla tendrían que falsificar documentos para que empatara con la fecha en la que el priista se inscribe como indígena…
Eso ya sería un delito penal.
Con todo esto en contra, con las pruebas que presenta Morena y que pueden leer en Ambas Manos, pareciera que irremediablemente Camarillo perdería su escaño en el Senado y con él, se esfumaría su futuro político.
Pareciera que los más contentos con ello serían sus adversarios de otros partidos, pero no.
Esta noche más de un priista y hasta panistas, todavía militantes y ahora excandidatos derrotados, rezan par que la pierda por gandalla y ocupe el lugar que realmente le corresponde, el de los perdedores.
Parte superior del documento que impugna la candidatura indígena de Néstor Camarillo. Foto: Especial
