Tonantzin Fernández Díaz logró que los integrantes del consejo general del Instituto Electoral del Estado (IEE) determinaran –ayer por la tarde– realizar el cómputo supletorio de los votos de la elección para presidente municipal –presidenta en este caso– de San Pedro Cholula.
El conteo supletorio, según marca el Código de Instituciones y Procesos Electorales del estado en su artículo 308, representa una solución jurídica para situaciones excepcionales en las que los órganos transitorios del instituto se ven imposibilitados para llevar a cabo, de manera válida, el escrutinio y cómputo de los sufragios en una contienda.
Consiste en trasladar al consejo general la responsabilidad, que en principio corresponde solo a los consejos municipales y distritales, de realizar el cómputo de la elección.
Hoy es día de recuentos en todo el estado, pero San Pedro tendrá una especial atención.
Fernández Díaz, candidata de Morena, PT y Fuerza por México, se niega a reconocer los números del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que le dan la victoria a su contrincante de los partidos PAN, PRI y PRD, Roxana Luna Porquillo, con apenas una diferencia de 1.79 por ciento de los sufragios.
Se requiere el aval de por lo menos dos representantes de los actores que participaron en la elección cholulteca para proceder al conteo supletorio, lo que seguramente se conseguirá esta mañana.
En ese municipio de la zona metropolitana compitieron seis candidatos, por lo que será fácil para Tonantzin Fernández convencer a uno más de ellos para concretar este recurso, en caso de que Roxana Luna y su representante ante el organismo electoral se opongan.
La candidata de Morena a la alcaldía de San Pedro Cholula se ha convertido en esta elección en el símil de Miguel Barbosa Huerta en 2018.
Aquella vez, el entonces candidato a gobernador –hoy fallecido– no quiso aceptar su derrota en medio de la avalancha morenista que condujo al triunfo a casi todos sus aspirantes… menos a él.
Seis años después ocurre lo mismo con Tonantzin Fernández, que no quiere aceptar la derrota ante el cúmulo de victorias morenistas.
Mil 164 votos separaban al primero del segundo lugar hasta la revisión del 94.40 por ciento de las actas capturadas en esa elección y viene el recuento, por lo que Roxana Luna deberá esperar un poco más para cantar –en caso de que se confirme– su victoria definitiva.
Y si eso sucede, de cualquier forma parece anticiparse un conflicto postelectoral en el que es el municipio más atractivo del estado para los turistas.
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En algunas secretarías del gobierno del estado ha empezado a expandirse el nerviosismo entre los funcionarios de segundo nivel.
Subsecretarios, directores generales y hasta jefes de departamento, que ocupan puestos de confianza pero cuentan con plaza fija, han comenzado a solicitar su cambio a sitios donde los nuevos jefes no se enteren de su existencia, para que no los despidan una vez que arriben al poder, a finales de año.
Quienes creen tener mucha suerte esperan poder reunirse con José Luis García Parra para trascender sin sobresaltos hacia el nuevo sexenio.
Quienes no gozan de ningún puente de comunicación con él, o con algún otro personaje de las máximas confianzas del casi gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, han empezado a moverse con cierta desesperación.
Porque sí, saben que ganó el candidato de Morena, pero también conocen –dada la experiencia política del pasado– que la coexistencia bajo el cobijo del mismo partido político no garantiza la supervivencia.