El año 2024 podría iniciar con una larga lista de sorpresas por los desprendimientos de importantes figuras del PRI que estarían dispuestas a migrar a la 4T para garantizar la obtención de un cargo público. Una posibilidad que se ha mencionado con mucha insistencia es la de Laura Guadalupe Vargas Vargas, la actual presidente municipal de Xicotepec de Juárez e hija del cacique Ardelio Vargas Fosado, quien estaría buscando ser aspirante de Morena a diputada federal por el distrito electoral 1, con cabecera en Huauchinango.
Otro nombre que estaría en la baraja de posibles deserciones del tricolor es el de Isabel Merlo Talavera, la titular de la Secretaría de Educación Pública estatal, quien ya es parte de un gobierno de Morena y ahora, podría optar por buscar ser diputada morenista por el distrito de Izúcar de Matamoros.
Merlo apenas hace nueve meses era la secretaria general del Comité Directivo Estatal del PRI y dejó esa posición para ingresar al gabinete del gobernador morenista, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien este jueves cumplió un año como cabeza del Poder Ejecutivo estatal.
Esta mujer es una de las figuras que, hasta no hace mucho, era inimaginable verla un día fuera del PRI, luego de una larga carrera –de poco más de 27 años– en esta fuerza política que la llevó a ser presidenta municipal de Huaquechula, tres veces diputada –una en el ámbito federal y dos en el local–, funcionaria del gobierno de la República y dirigente del tricolor.
Un rumor más es que el presidente municipal más importante y estable que tiene el PRI en el estado de Puebla estaría analizando reelegirse, pero en su escenario de posibilidades no descarta cambiar de bando político, al observar un fuerte desgaste del tricolor y no estar muy de acuerdo de la alianza electoral de su partido con el PAN.
Se trata de José Luis Márquez Martínez, el edil de Zacatlán, quien está cursando su segundo mandato como alcalde de este municipio y tiene una importante trayectoria como funcionario público, legislador y haber sido parte de los grupos políticos de los exmandatarios Melquiades Morales Flores y Mario Marín Torres.
Morena ha mantenido con mucho sigilo los registros de quienes se anotaron como aspirantes a candidatos a alcaldes y legisladores, por lo que se ignora los nombres de todos los que buscan ser postulados por la 4T. Se espera que, en la primera semana de enero, se emitan las listas por municipios y distritos electorales de quienes son los finalistas en las pugnas por las nominaciones.
La información se ha reservado precisamente por las negociaciones, alianzas y discusiones internas de la 4T con grupos del PRI, en mayor medida, y del PAN y el PRD, en menor medida, que se podrían pasar al lado del movimiento obradorista.
En particular el PT y el PVEM andan de “pesca” para ver qué perfiles relevantes del PRI, con potencial de triunfo electoral y que, por alguna razón, no pueden entrar a Morena, los podrían captar para garantizarse posibilidades de aumentar sus índices de votación y de ganar espacios. Una situación urgente porque las encuestas arrojan que ambas fuerzas políticas tienen serios riesgos de no sobrevivir luego de la contienda de 2024.
En Morena aunque ahí no los quieran
Ardelio Vargas Fosado es una figura emblemática de los cacicazgos priistas de la Sierra Norte de Puebla. De los que han sobrevivido con el paso de los años a costa de “horca y cuchillo” por su carácter violento.
Eso le ha permitido ser un hombre fundamental del poder político priista, tanto en el ámbito regional como nacional, pues lo mismo que ha sido alcalde y diputado por la región de la Sierra Norte, como fue directivo del Sistema de Seguridad Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM), siendo en esta última instancia el comisionado general durante la mayor parte del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
También es un político pragmático, lo que le ha permitido hacer un lado su “orgullo priista” y servir a gobiernos del PAN, como ocurrió con los expresidentes Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, y el ex gobernador poblano Rafael Moreno Valle Rosas.
Como todo político sin convicciones, salta a donde está el poder, no donde tiene afinidad ideológica.
Por eso decidió que había llegado el momento ahora ser parte de la 4T, de la izquierda que él mismo se encargó de reprimir en sexenios anteriores.
Experimentó en la 4T, de manera efímera, en el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta, de donde salió por desavenencias con el entonces mandatario.
Hace seis meses lo volvió a intentar en la gestión actual del Poder Ejecutivo poblano en donde fue nombrado subsecretario de Desarrollo Político, como preámbulo para que se hiciera cargo de la Secretaría de Gobernación, que es donde se coordina a todo el gabinete del Gobierno del estado.
La designación fue frenada de tajo, en los primeros días de julio pasado, por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sentenció que en la 4T no hay cabida para alguien que fue parte del equipo de Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio calderonista y que ahora está preso en Estados Unidos condenado por los cargos de narcotráfico y por haber dado protección al Cartel de Sinaloa.
Ardelio Vargas se fue del Gobierno del estado, derrotado en su intento de ser un nuevo activo de la 4T.
Días más tarde apareció caminando, vestido con ropa de ranchero, en el zócalo de Xicotepec de Juárez, que es su tierra natal. Iba acompañado de su hija Guadalupe Vargas, la dos veces edil de este municipio.
La imagen era una especie de mensaje de que Ardelio Vargas no se había amilanado y ya trabajaba en un nuevo proyecto: buscar ser candidato del PRI a alcalde de Xicotepec de Juárez y sucesor de su hija Lupita Vargas, quien el próximo año concluye su segundo mandato como presidente municipal.
Esa intención se ha visto disminuida porque han brotado tres fuertes aspirantes a pelear las candidaturas y la alcaldía de Xicotepec. Ellos son: Benito Ánimas Arellano, por Morena; el panista Juan Carlos Valderrábano Vázquez y Carlos Barragán Amador, como contendiente independiente.
Todos ellos ya han sido alcaldes, tienen mucho poder político y económico, y no cargan con el devastador anti-priismo.
Al parecer eso ha llevado a Ardelio Vargas a dudar sobre la viabilidad de competir y estaría optando por pelear que su hija Guadalupe Vargas se convierta en diputada federal.
Y la vía segura para ganar, hoy en día, es la 4T. Por esa visión utilitarista se dice que la edil de Xicotepec habría solicitado a Morena su registro como aspirante a candidata a diputada federal, cargo que ya tuvo en el sexenio peñista, pero con las siglas del PRI.
Todo indica que estaría jugando en dos bandas. En septiembre pasado los tres dirigentes estatales de la oposición, es decir el PRI, el PAN y el PRD, estuvieron en Huauchinango. Ahí se mencionó con mucho ánimo que el mejor cuadro para competir por la diputación federal de dicha demarcación es Guadalupe Vargas. Pero al mismo tiempo, se menciona con mucha insistencia que su nombre estaría incluido en los registros de Morena.
Si es real esa versión, entonces Guadalupe Vargas tendría como principales contrincantes para obtener la candidatura de Morena a Carlos Lechuga Castelán, quien es un líder magisterial de la región de Pahuatlán y ha sido funcionario federal; así como a Heliodoro Luna Vite, quien fue secretario de Infraestructura en la gestión del extinto exgobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.