Se venden en 500 pesos, según el tipo de comprador.
Son credenciales de elector falsas que se comercializan bajo el sigilo de quienes las compran.
El objetivo principal es que adolescentes puedan ingresar a bares pese a no tener aún la mayoría de edad.
Los cadeneros les ponen poca atención a las identificaciones que les presentan los jóvenes, pese a que ellos lucen claramente menores.
Es un problema que se suma al del consumo desproporcionado de alcohol y que ya representa un fenómeno mayúsculo entre la juventud, sobre todo de preparatoria y secundaria.
Es preciso que las autoridades municipales de la Zona Metropolitana tomen cartas en el asunto para impedir el uso de dichas identificaciones.
Pero también que se investigue a los delincuentes, porque se trata incluso de un delito federal grave.
El INE, por su parte, procede cuando recibe alguna denuncia.
Incluso desarrolló una app para verificar la autenticidad de las credenciales, aunque solo funciona con las identificaciones más recientes.
La aplicación móvil, llamada “Válida INE QR”, puede escanear los dos códigos QR que aparecen en el reverso de la credencial y así verificar su autenticidad.
Esa es una buena herramienta de cuyo uso la Canirac debería convencer a los antros, a fin de verificar la originalidad de las identificaciones de sus clientes más jóvenes.
Ese es solo uno de los usos de las credenciales, pero falta preguntar si hay reportes de utilización de dichos documentos apócrifos para el cobro de cheques, compras con tarjetas bancarias robadas, o incluso con fines electorales, por decir algunos.
Hay que aclarar, por cierto, que la app del INE no puede guardar los datos personales de las credenciales escaneadas.
Aquí, el link de descarga de la Apple Store: https://apps.apple.com/mx/app/valida-ine-qr/id1515385147
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