Una llamada bastó para poner fin a la marca “El Chapo” Guzmán. Su lugar de ubicación fue gracias a que el pasado lunes usó un teléfono satelital para contactarse con un subordinado y pedirle que lo ayudara a escapar de Culiacán, Sinaloa, donde permanecía escondido en un túnel.
Las autoridades federales apostaron a la recaptura del líder de cártel de Sinaloa, por lo que desde mediados del año pasado comenzaron a rastrear a familiares, amigos, socios y mandos que lo protegen.
Pero la detención de Daniel Fernández Domínguez “El Pelacas”, el pasado 12 de febrero en Puebla por la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la PGR y la Marina, fue la clave de la recaptura.
Cuando detuvieron a “El Pelacas” llevaba consigo 20 teléfonos celulares, y declaró que recientemente había hablado con Guzmán y con Ismael “El Mayo” Zambada.
Al rastrear los aparatos, las autoridades encontraron que varios de ellos tenían en sus registros de llamadas diversos números con la clave lada de Sinaloa, por lo que en cuestión de horas, los Servicios Técnicos de la AIC y la Inteligencia Naval tuvieron conocimiento que algunos de esos números correspondían a Joel Enrique Sandoval Romero, “El 19”, sus hermanos Apolonio “El 30” y Cristo Omar “El Cristo”, Jesús Andrés Corrales Aztorga “El Bimbo” y Mario Miguel Pérez Urrea “El Pitaya”.
Todos eran del cordón de seguridad personal de Zambada, comandado por “El 19”.
Así, al día siguiente, la AIC y la Marina entraron en el municipio de Reforma, Sinaloa, para capturar a Joel Sandoval y sus presuntos cómplices.
Pero las corporaciones no llegaron ese día de improviso, pues tenían ya una serie de referencias por un mapa de vínculos elaborado con datos de teléfonos, inmuebles, placas de vehículos, restaurantes y fotografías que los hijos de los narcotraficantes habían subido a redes sociales.
Reforma destaca que para llegar a “El Chapo” hubo dos momentos determinantes: el primero fue que uno de los integrantes de la célula de “El 19” llevaba en uno de sus celulares el número de un teléfono que, les aseguró, pertenecía a “El Chapo”, jefe del Cártel de Sinaloa.
Y dos, un informante avisó a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) desde el pasado fin de semana que “El Chapo” y su compadre “El Mayo” Zambada sostendrían una reunión en Culiacán.
Se detectaron los registros de conversaciones por señal de radio UHF en Culiacán, pero el encuentro se pactaba con claves; no se precisó el momento en que iba a ocurrir.
Para la PGR y la Armada uno de los obstáculos fue que el aparato que usaba Guzmán era un teléfono satelital, por lo que, de acuerdo con Reforma, funcionarios federales dijeron que fue aquí donde la DEA ofreció el apoyo tecnológico, con geolocalizadores de última generación.
La Armada y la DEA comenzaron a rastrear el aparato el lunes, el mismo día de la captura de “El 19”, y desde entonces los estadounidenses acompañaron en todo momento a los mexicanos en la operación.
La posibilidad latente era que el capo simplemente se deshiciera de su aparato satelital. No lo ubicaban en un principio; estaba apagado.
Las horas pasaron, y el mismo lunes, se encendió el celular: Era el líder del cártel de Sinaloa solicitando ayuda para escapar de un túnel en Cualiacán, donde permanecía escondido.
Al cotejar la voz se determinó que efectivamente se trataba de “El Chapo”, por lo que inmediatamente la Marina prácticamente cercó la capital sinaloense.
La llamada salía del domicilio ubicado en la colonia Libertad, hasta donde llegaron agentes de la AIC y marinos.
Túneles debajo de tinas de baño
Ahí encontraron túneles ocultos debajo de tinas de baño, que se comunicaban con el sistema de desagüe; sin embargo el capo había huido.
“El Chapo” prendía y apagaba el teléfono en varias ocasiones durante el mismo día. Sólo lo usaba para hacer llamadas.
Aunque la señal del aparato fue localizada en Mazatlán el mismo lunes, las autoridades federales esperaron unos días para estudiar los movimientos del teléfono y tener la certeza de su ubicación.
También estudiaron los círculos de seguridad del capo, entre los cuales presumen que se encuentran agentes de la Policía municipal del puerto.
“Si hubiéramos llegado directamente al objetivo desde el lunes o un día anterior, lo único que hubiésemos logrado es que huyera y se registrara una balacera. Para no fallar, tuvimos que estudiarlo sin que lo detectaran sus cercos de seguridad y policías a sueldo”, dijo una fuente involucrada con el operativo a Reforma.
“Se le siguió durante toda la semana, se le acechó y definimos una acción con bisturí”, abundó.
La AIC y la Armada detectaron que “El Chapo” manejaba un auto Cherokee color arena con un blindaje nivel 7, igual al de los vehículos de la Embajada de Estados Unidos en México. Era discreto, no era seguido por vehículos con escoltas.
También encontraron que el último eslabón de sus cordones de seguridad era Carlos Manuel Hoo Ramírez, su guardespaldas que día y noche estaba con él.
Así, dieron el golpe final: Este sábado en la madrugada, las Fuerzas Especiales de la Armada entraron al edificio de condominios Miramar, en la avenida del Mar 608, colonia Tellería.
Capturaron en la entrada a Hoo, quien los llevó al cuarto piso, donde a las 6:40 horas los marinos ingresaron al departamento 401 y sometieron a Joaquín Guzmán Loera.
“Ayer ‘El Chapo’ todo el tiempo estuvo desencajado, no podía creer que hubiéramos llegado hasta él”, destacó un funcionario.
