Cuando Morena postuló a sus candidatos en el 2018 cometió muchos errores.
Uno de ellos fue admitir al priista Saúl Huerta, quien antes ya había intentado ser candidato a la Presidencia Municipal de Puebla por el PRI.
Sin revisar sus antecedentes partidistas y su vida personal, Saúl Huerta fue admitido sin saber que en San Francisco Totimehuacán ya se contaban historias perversas sobre su vida personal.
Todo parecía un mito, pero ya quedó al descubierto -gracias al testimonio de dos de sus víctimas- de que Saúl Huerta gustaba por lo menores de edad para abusar sexualmente de ellos.
Con el escándalo encima, Morena tardó en reaccionar y dejó que Saúl Huerta usara su fuero para recobrar su libertad, le dio espacio en la Cámara de Diputados Federales para “defenderse”, pero no midió la gravedad de las denuncias contra el diputado que buscaba la relección.
Ya con dos testimonios en su contra, Saúl Huerta estaba ya en el basurero de la historia, sin embargo, Morena no se había percatado.
Por eso, la decisión de retirarle la candidatura se vio lenta y tardía.
Y lo mismo ocurrirá con el hecho de retirarlo de la bancada de Morena, pero eso no es suficiente.
Honestamente, deberían retirarle el fuero y presentarlo ante la justicia de inmediato.
Morena va en picada y Saúl Huerta marcará parte del resultado final de la contienda electoral.
El caso de Saúl Huerta es igual o más grave que el de Mario Marín y ahora el ex gobernador ya está en la cárcel, ¿cuándo veremos al aún legislador en la misma condición?
Esperamos que sea pronto y se haga justicia a las víctimas del legislador.
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