Uno es la ciudad que quiere.
Más todavía:
La ciudad que queremos que nos dejen.
Los parisinos tienen la ciudad que merecen.
Los neoyorquinos, ni se diga.
¿Y qué tal los poblanos?
Hasta hace poco, teníamos una ciudad generosa, brillante, muy cercana a la ciudad ideal.
Hoy, después del 8M, tenemos una ciudad gris, deshecha, llena de pintas y de cicatrices.
Quien tenía que cuidar la ciudad, la entregó a sus empleados.
Claudia Rivera Vivanco sacrificó la ciudad de Puebla en aras de la venganza y el oprobio político.
Se equivocó de estrategias.
Los Jodorowskis que la acompañan desde que arrancó la administración le hablaron mal al oído.
Hoy tiene lo que se merece:
El repudio ciudadano de quienes no queremos una ciudad llena de cicatrices.
La precandidata que jura que repetirá en el cargo cometió un error fatal:
No cuidó la ciudad que quiere gobernar.
Nadie votó por ella para que cuidara el culo de los ciudadanos.
Menos aún: las verijas o los sexos de todos los colores.
Votaron por ella para que gobernara y administrara la ciudad.
Esa ciudad que ha dejado deshecha, gris, en cada paso.
Los errores se cargan.
Los errores la perseguirán.
Todas las noches, pese a sus Jodorowskis, sueña con ellos.
Son pesadillas las que la persiguen.
Bienvenida al infierno.
Otra Historia de la UPN. Andrés Bravo y Rojas, director de la Universidad Pedagógica Nacional de Puebla, y Pedro Valdez Martínez, ex director de la institución por obra y gracia de Mario Marín Torres, son los alegres compadres que mangonean desde hace casi dos décadas el establecimiento educativo en todo el estado.
Tanto el compadre 1 como el compadre 2 compiten en superar el fraude anterior en la contratación de los profesores para desempeñar las plazas más altas de la UPN de Puebla.
Cada vez son más mediocres y lerdos.
Mire el hipócrita lector:
Hace unos días le hablé de la amistosa contratación que los dos tipos de cuidado hicieron de una licenciada para ocupar una plaza docente que rebasa con mucho sus pobres capacidades intelectuales.
Los requerimientos mínimos para desempeñar con eficiencia las tareas que la plaza demanda (Tiempo Completo Titular A) son de una antigüedad de por lo menos 10 años, doctorado, artículos y libros publicados, además de asistir a congresos nacionales e internacionales.
Por supuesto, la licenciada Anabel de Lázaro Castillo, la amiga de Pedro y Andrés, no debería estar ahí, pues es una auténtica improvisada.
Los alumnos ya se dieron cuenta del brutal fraude académico, pues tienen que terminar su tesis y la licenciada nunca ha hecho una.
Y lo peor: no sabe escribir.
Por eso se preguntan molestos:
“¿Cómo me puede asesorar en la elaboración de una tesis una profesora con limitaciones tan evidentes?”
Eso no es todo.
Ni lo peor.
La semana pasada, el director Andrés Bravo y Rojas y Pedro Valdez Martínez contrataron al licenciado en psicología Israel Ramírez García para ocupar una plaza de Tiempo Completo, Titular C —la más alta distinción académica del sistema de la UPN—, para dar clases en la licenciatura en psicología educativa.
Otra vez se repitió el brutal fraude a los estudiantes de la UPN de Puebla y, de paso, a los derechos laborales de profesoras y profesores que reúnen los requisitos y la disposición para concursar públicamente por esa vacante —abierta por la jubilación del profesor José Luis Arellano.
Desde esa mirada laboral, cualquier licenciado o licenciada que acepte una plaza en esas condiciones de abuso de poder será considerado un esquirol.
Como resultado de esa historia de fraudes académicos, complicidades económicas y políticas de los compadres marinistas —con la excepción de cinco o seis profesores que alcanzaron esas plazas titulares C gracias a sus méritos personales—, las demás plazas de la más alta categoría —alrededor de 30— son ejercidas por docentes que no cumplen con los requerimientos legales mínimos para ejercerlas.
Por ese motivo, la Universidad Pedagógica Nacional 211 de Puebla no tiene registrado en la SEP ningún cuerpo académico, pues los cerca de 30 profesores con la categoría más alta no tienen doctorado, no hacen investigación y jamás han asistido a congresos estatales, nacionales y ya no digamos internacionales.
Y por eso se niegan, reiteradamente a los concursos por oposición.
Para ilustrar la estulticia y estupidez de “las decisiones académicas” de los dos alegres compadres, los profesores indignados de la universidad tomaron algunas capturas de la pantalla del Facebook del joven Israel Ramírez García, en las que el hoy flamante Tiempo Completo Titular C, muestra muy orgulloso “los méritos académicos” y el narcisismo que lo hicieron merecedor a la más alta distinción como académico de la UPN de Puebla.
¡Qué José Vasconcelos los redima!