El presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, está siendo víctima de algunas críticas por los recientes comicios (plebiscitos) celebrados en las Juntas auxiliares, que visto desde las perspectiva histórica distan mucho de haber estado fuera de control, tal y como sus opositores han señalado.
Y tal vez el tema de las Juntas Auxiliares no sea lo más grave que le sucede al edil. Tal vez lo peor sea la falta de operadores en su gobierno para controlar las cosas, aunque esa, como dijera mi abuelita Lupita, es otra historia.
Empero, hagamos memoria; en el periodo de Enrique Doger Guerrero como edil se vivieron unas elecciones en las demarcaciones auxiliares poco limpias y también muy conflictivas.
El día de la elección, las Juntas Auxiliares de San Baltazar Campeche y Aparicio también detuvieron su proceso electoral por estar plagado de irregularidades. Este mismo fue repuesto quince días después, bajo la vigilancia de la policía municipal y cuando Omar Álvarez Arronte aún era el Secretario de Gobernación.
Ya lo que pasó después entre ambos (Doger y Álvarez) todos los recordamos.
En esa ocasión también se acusó de lentitud en los proceso de votación. Además existieron dos grandes conflictos postelectorales que valdría la pena recordar:
Los pobladores de San Miguel Canoa fueron víctimas de las balas de goma, disparadas por elementos del extinto grupo táctico de la policía municipal.
Los detenidos fueron trasladados en una camioneta Jeep Liberty color gris que era propiedad de Fernando Villa, secretario particular de Humberto Vázquez Arroyo, a las instalaciones de Rancho Colorado. Por cierto, Javier Cacique, en ese entonces Subsecretario de Gobierno, luego de una larga y tensa mesa de dialogo, tuvo que pedir que se regresará a los detenidos.
Ayer, en sus cuentas de Twitter, Enrique Doger Guerrero y Juan Carlos Mondragón Quintana, líder estatal del PAN, discutieron por aquel incidente.
Doger se justificó al decir que el altercado no fue durante el proceso, y tiene razón pero fue un conflicto postelectoral que operó mal la secretaría de gobernación a su cargo.
Otro conflicto que se vivió en el periodo de Doger, después de las elecciones, fue el de San Francisco Totimehuacan, donde en el momento de entregar la presidencia al ex edil auxiliar Carpinteiro, los vecinos inconformes de una planilla soldaron las puertas del inmueble con el fin de que no tomara posesión la nueva autoridad.
El resultado, una lluvia de piedras y cristales contra elementos de seguridad pública municipal, autos de TV Azteca y Televisa rotos, además de tres reporteros con uno que otro golpe. Solo el párroco del lugar pudo con la furia de los pobladores enardecidos, quienes después de casi 30 minutos de enfrentamiento liberaron la presidencia.
Y en el periodo de Blanca Alcalá Ruiz al frente del ayuntamiento de Puebla, las cosas no resultaron tan diferentes. Además de los conatos de violencia en casi todas las juntas auxiliares y del recorrido de varias camionetas de personas armadas, se dio la presencia de gente del PRI con el fin de operar a favor de sus candidatos en las 17 juntas auxiliares.
Tal vez el más sonado fue la inconformidad de los vecinos de la Resurrección, quienes quemaron 3 patrullas y prendieron fuego al Registro Civil. Los archivos se perdieron y muchas personas tardaron meses en recuperar sus actas de nacimiento, bodas y otros documentos.
En tres juntas auxiliares retuvieron a los representantes de casillas, incluso más de uno tuvo que ser rescatado por la policía municipal.
En San Miguel Canoa el entonces edil, Apolo Arce Domínguez, apoyó a un familiar con despensas y programas del gobierno municipal. Hecho que posteriormente se comprobó.
Existieron, también, recursos de impugnaciones ante los resultados en La Libertad, Ignacio Zaragoza, La Resurrección, San Jerónimo Caleras, San Baltazar Campeche y San Francisco Totimehuacan.
En la jornada electoral del pasado domingo, aunque lejos de ser perfecta porque también presentó muchos errores y una desorganización total que evidenció a Pablo Montiel Solana, actual secretario de gobernación, el actual ayuntamiento -como pudo- mantuvo la gobernabilidad.
No hubo autos quemados, ni heridos, ni pérdidas humanas. Los actos violentos fueron inmediatamente atendidos por el personal de seguridad pública y de gobernación. En general fue una elección limpia.
Y puede que existan impugnaciones, descontentos, marchas y protestas. A nadie le gusta perder.
Sin embargo, quedó demostrado que en esta elección los partidos políticos estuvieron más metidos que nunca. Y es que la verdad es que esto no es un plebiscito entre vecinos sino entre gente que pertenece y milita en algún partido…
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