El arte es fluido. Está aquí y allá. En cuanto abandona la mente y corazón del artista pasa a ser propiedad del espacio público y el imaginario colectivo. La canción que no paras de cantar, la pintura que más te gusta y el libro que te roba el aliento son productos culturales que nos regresan, individual y grupalmente, a nuestra esencia humana.
Ahora que las dinámicas cambian debido al confinamiento, es vital que mantengamos activo nuestro lado creativo. “Como sujetos sociales, parte de nuestra salud y desarrollo implica tener actividades que satisfagan nuestras necesidades simbólicas, afectivas y creativas”, dice la Lic. Alma Elena Cardoso Martínez, coordinadora de la Licenciatura en Arte Contemporáneo en el Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la IBERO Puebla.
Las y los artistas actuales, quienes son trabajadores de la informalidad en el espacio público, entran en el grupo económicamente vulnerable. Sus actividades económicas están bajando considerablemente, siendo que el espacio público, su lugar de desarrollo, ha sido abandonado.
Como alternativas para apoyarles, Cardoso Martínez propone contactarles a través de los diferentes canales de comunicación digital: foros, redes sociales o casas de cultura pública y privada. “Además de difundir su trabajo, se les puede apoyar a través de redes de colaboración, intercambio o coleccionismo joven que no implique inversiones fuertes para nosotros”, propone.
“Muchas expresiones artísticas no necesariamente son producidas en las academias, sino que se encuentran en la calle: son estas personas las que alimentan la relación social que sucede en el espacio público”: Lic. Alma Elena Cardoso Martínez.