Ayer, a través de Twitter, empezó a circular la versión de que El Yunque había ganado la batalla al lograr la prórroga de Juan Carlos Mondragón al frente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN.
El tuit era elocuente: “Juan Carlos Mondragón se quedará un año más”.
Varios tuiteros dieron por hecho la versión publicada por Puebla On Line.
Lo cierto es que al leer la nota algo ocurrió.
El “quedará” se convirtió en “quedaría”.
Vea el lector: “Juan Carlos Mondragón se quedaría (sic) un año más como presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, aseveró Juan Manuel Oliva, secretario general adjunto del Comité Ejecutivo Nacional.”
Entrevistado durante su visita a Puebla, Oliva, ex gobernador de Guanajuato, declaró a la prensa (tomo la versión de la reportera Claudia Lemuz, de E-Consulta) lo siguiente:
“’Es una medida de providencia planteada para fortalecer el trabajo y evitar pérdida de esfuerzos, de energías y hasta desencuentros, al realizar un proceso interno en pleno proceso electoral’.
“El trabajo del partido de cara a las elecciones constitucionales no puede detenerse y el caso Puebla será analizado por el Comité Ejecutivo Nacional, comentó, en entrevista.
“(…) Al final, afirmó que ante el CEN no existe ningún escrito presentado por panista inconformes que exijan el cambio de Mondragón”.
Hasta aquí la cita.
Oliva y Mondragón no lo saben todavía, pero decenas de panistas de primer nivel están sumamente molestos con la intención de Mondragón de “madrugarlos”, buscando que el CEN del PAN lo ratifique este lunes como dirigente.
Es un hecho: dichos panistas de primer nivel están redactando una carta muy enfática y puntual que entregarán al CEN para exigir que no sea aprobada la moción a la que se refirió Oliva.
También plantearán que si lo que pretende Mondragón es continuar al frente del CEN hay una alternativa: que se someta a una elección y que compita.
Algo es claro: Juan Carlos Mondragón quiso apagar su cerillo con gasolina y ya se le incendió la casa.
El Mito de la Burbuja (o Doger Según Ibargüengoitia o Sheridan). Enrique Doger Guerrero estaba feliz por estar cerca de Manlio Fabio Beltrones.
Tanto así que hasta parecía su secretario particular.
O su auxiliar.
Daba un paso Manlio Fabio, daba un paso Enrique Doger.
Y hasta fotógrafo llevó.
En una de las fotos que hizo circular, en aras de evidenciar su cercanía, aparece en primer plano, mientras al fondo surge, feliz, in-con-men-su-ra-ble, la imagen de su idolatrado líder.
El mismo que desayunó la mañana del miércoles en el restaurante Cristal, de San Lázaro, con Silvano Aurioles, líder de la bancada perredista, y con el diputado Manuel Añorve, ex alcalde de Acapulco y hoy feliz diputado de ser mozo de estoques de “Manlio”, como le dicen quienes creen, en serio, que están muy cerca de él.
La imagen del Canal del Congreso no miente.
Mientras se contaban los votos con los que Murillo Karam sería elegido presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la cámara captó a la burbuja priista en pleno chacoteo.
Y, oh sorpresa, no estaba Doger.
Estaban, sí, de pie, celebrando su Manhattan, Beltrones, Murillo, Añorve, Francisco Arroyo Vieyra, Fernando Castro Trenti, Jorge Mendoza, Carlos Aceves… pero no Enrique Doger.
El ex alcalde de Puebla miraba el mundo legislativo desde su lugar.
Tan cerca y tan lejos.
Fue entonces cuando se tomó las fotos.
Como el que va por primera vez a la Basílica de Guadalupe.
Como el que posa a unos metros de la Torre Eiffel.
Como el que se solaza teniendo las Cataratas del Niágara de fondo.
Ya al final, la cámara del Canal del Congreso se posó en el grupo que seguía a Beltrones como una nube.
Y entonces surgió, oh sí, el rostro de Doger.
Entre los búfalos de siempre: los que hoy, faltaba más, están de fiesta.
Y el lunes les hablaré de los negocios del subsecretario Mario Rincón




