Alfonso González
Ni la borrachera triunfalista del 2015, ni la excesiva confianza, ni mucho menos la ambición de los priistas que lideran el PRI en Puebla abonan en nada a los futuros procesos electorales que deberá enfrentar este instituto político.
Mucho se ha dicho que si el PRI ganó la elección del pasado 7 de junio, que si derrotó al ejército morenovallista, que si por fin logró despertar de su letargo, que si el marinismo está de regreso, que si el delegado Ismael Hernández Deras es el gran triunfador, que si Isabel Allende Cano, junto con Adolfo Karam Beltrán, su pareja sentimental, son los artífices del triunfo.
En fin, se ha dicho de todo en torno al resultado de 9-7 que obtuvo el PRI por encima del PAN morenovallista en la reciente competencia por las diputaciones federales de los 16 distritos que componen a Puebla.
Sin embargo, poco o nada se ha mencionado de la soberbia actitud que ya volvió a pegarle a la sede priista que se ubica en la Diagonal Defensores de la República, donde despachan los mandones del ex partidazo que quieren volver a la vida.
Y es que los priistas no se han dado cuenta que su reciente triunfo electoral no representa todavía nada para pensar ya en recuperar y tomar Casa Puebla por asalto.
De entrada el PRI y sus dirigentes, sus distintos jefes y líderes, ya empezaron con su juego tradicional y dinosaurio de siempre.
Ahora que ganaron la mayoría de los distritos y un aparente triunfo derrocando al monstruo de mil cabezas, al morenovallismo, ya empezaron a seleccionar a los medios que cubren sus actividades partidistas.
Los priistas están aplicando lo que supuestamente tanto critican del gobierno en turno, el fichar a los medios de comunicación como “amigos y enemigos”.
Así es, qué lástima que a estas alturas todavía no entiendan el juego del poder, ese que tuvieron más de 70 años en Puebla y que dejaron ir precisamente por su asquerosa altivez.
Ya se les olvidó que les arrebataron el gobierno precisamente por una actitud arrogante en el famoso “Lydiagatye”, cuando los descubrieron organizando todo un repugnante show para detener a la periodista y escritora Lydia Cacho sólo para satisfacer los designios del rey de la mezclilla, Kamel Nacif.
Qué lástima que no hayan entendido y que la mayoría sigan siendo los mismos priistas altaneros de antes.
Ojalá que Ismael Ríos, encargado de medios en el PRI estatal, corrija las cosas y evite que en su partido se juegue al gato y al ratón con algunos reporteros y medios.
Que no hagan en el PRI lo que tanto critican, reprueban y aborrecen de su oposición.
Y es que con esa actitud parece que el Revolucionario Institucional volverá a ser el mismo partido de antes si es que recupera el poder, con los mismos protagonistas de antes y con los mismos vicios de antes.
Olvidan los políticos tricolores que la gente, los periodistas, los propietarios de los medios, los empresarios y la mayoría de los líderes de los distintos sectores en la entidad están cansados de esas actitudes.
Allí está el resultado del pasado 7 de junio. ¿O qué no les dijo nada el 9-7?
Porque si ni el marinismo, ni cualquier otra corriente priista, ha entendido la lección que les dio tener que ceder el poder de la brutal forma en que la que cayó ante el morenovallismo, entonces de plano están perdidos.
Los priistas deben recordar que aún les falta mucho camino que andar para hacerse del Ayuntamiento de Puebla y del Gobierno del Estado.
Aún faltan muchas batallas por librar para poder hacer realidad su sueño de volver a pisar Casa Puebla.
Es más, todavía les faltan muchas guerras internas que disputar, las cuales se tendrán que dar entre los vástagos del PRI y toda su bufalada, esa que quiere arrebatar la minigubernatura en el 2016 y la constitucional en el 2018.
Porque me parece que para el PRI será muy complejo organizarse a fin de enfrentar sus próximas batallas electorales.
De entrada porque sus tiradores a la presidencia municipal de Puebla y a la gubernatura son muchos y cada día se siguen acumulando, lo que les va a complicar sus procesos internos.
Aspiraciones a la primera regiduría de la capital las tienen: Víctor Manuel Giorgana Jiménez, José Chedraui Budib, Pablo Fernández del Campo y hasta Leobardo Soto Martínez.
El más adelantado en esta carrera priista por sus batallas ganadas en las últimas elecciones, por supuesto, es Víctor Manuel Giorgana.
Por el otro lado, aspirantes a la gubernatura hay de sobra en el PRI y parece que vendrán otros más. Los tiradores son:Blanca Alcalá Ruiz, Juan Carlos Lastiri Quirós, Jorge Estefan Chidiac, Enrique Doger Guerrero, Jesús Morales Flores y aunque parezca un chiste Javier López Zavala.
El PRI tendrá que echar mano de sus personajes nacionales de más alto nivel para poder salir bien librado de los procesos para designar a sus candidatos a edil y a gobernador cuando se requiera.
De lo contrario ni las coaliciones con otros partidos podrán con las traiciones y las inconformidades de sus militantes, quienes provocaron una escisión más en el PRI poblano.
Al tiempo.
En twitter: @poncharelazo
