Alfonso González
Es un hecho que Tony Gali, presidente municipal de Puebla, será el próximo candidato a la gubernatura del estado por el PAN y la coalición que organice el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, quien personalmente ya prepara su sucesión.
Está cantadito, el próximo 8 de junio el edil capitalino arranca su campaña.
Eso sí, si el marcador que deje la justa electoral del próximo domingo 7 de junio favorece al panismo morenovallista en Puebla el escenario para la marca “Tony Gali” será color de rosa.
De lo contrario, el trabajo será doble pero al final se impondrá la buena imagen que posee el gobernador de la ciudad más importante del estado para, primero, quedarse con la candidatura al gobierno del PAN; y segundo, para ganar la elección local que se avecina.
De más está decir que Tony cuenta con todo el apoyo y recurso -humano y económico- de parte del morenovallismo y de muchos otros sectores para convertirse en el próximo gobernador del estado, a fin de garantizar la continuidad del proyecto sexenal del actual grupo en el poder.
Y no sólo eso, el panismo conservador, el Yunque, junto con muchos de los grupos y personajes enemigos del propio gobierno en turno ven al edil como una buena opción, como un personaje que pudiera ofrecerles mejores condiciones y alternativas de vida durante su administración.
Ayer, el PRD, en voz de su ex líder en el estado, Eric Cotoñeto Carmona, ya adelantó vísperas y anunció que su gallo para disputar la nueva gubernatura es Tony Gali, por lo que a partir de esa declaración se vendrán en cascada otros pronunciamientos muy parecidos.
Empero, la trascendencia de la declaración no es menor si tomamos en cuenta que Cotoñeto es la mano ejecutora del poderoso presidente del Senado, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien a pesar de mantener una guerra personal con la corriente de los Chuchos también respalda la próxima candidatura del presidente municipal de Puebla.
Y es que tampoco es el tiempo de Barbosa, él apuesta por la grande, la de seis años.
El sol azteca, no vamos lejos, es un ejemplo de cómo Tony Gali es un factor y elemento de inclusión, de apertura y coincidencias políticas, toda vez que permite una candidatura que sería apoyada por las distintas tribus perredistas que históricamente se han enfrentado en Puebla.
Esto mismo sucede con las corrientes o expresiones de otros partidos, incluido el PAN, pues sus actores, líderes y protagonistas, insisto, ven en Tony Gali una nueva opción de gobierno, distinta, con apertura y con amplias posibilidades para negociar.
Panistas, priistas, perredistas, petistas, verde ecologistas y militantes y ex militantes de otros partidos ya anunciaron en lo privado que también van con Tony, quien será el candidato a vencer.
Y es que en el tablero del morenovallismo, del panismo, por ejemplo, no hay otra figura que pudiera garantizarles un triunfo en la guerra electoral que se librará para disputar la famosa minigubernatura.
Los dos partidos más grandes en Puebla, con posibilidades reales de triunfo en los comicios que están por venir, sólo son el PRI y el PAN.
El Verde es un partido comodino que se ajusta a las decisiones del PRI por conveniencia ya que solo no da una. El PRD, aunque Morena lo desbanque en la elección federal, aún posee una mejor y mayor estructura estatal que le representa buenos bonos al PAN porque no le alcanza para nada si va solo.
Así que de entre todos los liderazgos de las distintas fuerzas políticas, la figura que más destaca por su popularidad, aceptación y penetración entre la ciudadanía es la de Tony Gali, quien es conocido y reconocido en el interior del estado por su antiguo cargo como secretario de Infraestructura, y actualmente en la capital por ser el edil más carismático que ha tenido el municipio de Puebla.
Al PRI y a sus aspirantes al gobierno del estado, no les interesa la minigubernatura.
Tal vez Alejandro Armenta Mier, candidato a diputado federal por Tepeca, pudiera entrarle al ruedo si es que gana la elección del domingo entrante porque al resto de sus correligionarios no les importa una administración que no sea de seis años. Aunque él ya dijo que será diputado por tres años.
Ni Blanca Alcalá Ruiz, ni Enrique Doger Guerrero, ni Juan Carlos Lastiri Quirós, ni Javier López Zavala, ni ningún otro priista está interesado en el gobierno mini. Ni siquiera Isabel Allende Cano, la malograda dirigente tricolor.
De todos ellos no se ve quién pudiera hacerle sombra a Tony Gali si ni siquiera están interesados en la próxima elección.
Así que la ruta del edil capitalino no está muy difícil de descifrar.
Ya sólo queda esperar la posibilidad de que el Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Puebla (Coipep) se pueda modificar en el Congreso del Estado para que el próximo periodo de gobierno sea de 4 años y ocho meses y no de sólo casi dos.
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