Alfonso González
Muy peligrosa y arriesgada resulta la actitud del presidente municipal de Cholula, José Juan Espinosa Torres, quien de ser un aliado incondicional del morenovallismo y del gobierno del estado ha pasado a ser uno de los peores enemigos del grupo en el poder.
Hoy, el edil, se juega su vida política en esta elección federal.
Muy atrás quedó su luna de miel con el gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas (RMV), a quien le levantó la mano en su etapa como candidato y, posteriormente, ya como mandatario.
Y es que el edil cholulteca, hay que recordarlo, fue uno de los dirigentes partidistas que llevó al inquilino de Casa Puebla al máximo cargo político en Puebla, a encumbrarse y a pasar a la historia por haber derrocado al PRI luego de perpetuarse más de 70 años en el poder.
JJ, como también se le conoce, fue un férreo defensor a ultranza del morenovallismo e hizo todo lo que pudo por aplastar al PRI y para que RMV pudiera ganar la elección a la gubernatura en aquel histórico momento electoral del 2010.
Entonces todo era miel sobre hojuelas.
La amistad, la sociedad y las borracheras de poder eran compartidas.
El edil, en su etapa como dirigente de Convergencia, utilizó recursos propios, incluso, para patrocinar la campaña del hoy gobernador poblano.
Quién iba a pensar que cuatro años después, JJ, se convertiría en uno de los personajes más incómodos para el gobierno morenovallista.
Ni el propio Espinosa Torres, estoy seguro, imaginó todo lo que sucedería entre él y el morenovallismo.
Tal vez no calculó que Rafael Moreno Valle no es Mario Marín Torres, ni tampoco Javier López Zavala, a quien podía chantajear, “con millones de razones”, su postura crítica.
JJ se equivocó en ese sentido y minimizó el daño que podría causarle su traición al gobernador.
Qué lejos está la relación de terciopelo que JJ y RMV tuvieron en el pasado.
Y es que la guerra entre JJ y su ex jefe político está más que cantada.
Por supuesto que toda la fuerza del estado hoy tiene su mira telescópica puesta en San Pedro Cholula y JJ. Y todo indica que va a correr sangre.
La segunda auditoría a las cuentas de JJ por parte de la Auditoría Superior del Estado (ASE) sólo es el principio del fin.
Los damnificados del gobierno de San Pedro Cholula serán muchos: amigos, parientes, familiares directos, negocios, empresas, socios, en fin, la batalla será trepidante.
José Juan Espinosa bien sabe lo que sucede cuando se muerde la mano que te da de comer; es por eso que la presión que está recibiendo su gobierno, por la administración inconsistente que ya detectó la ASE en sus finanzas, la hizo pública.
El mote del #EdilBala por la muerte de Ricardo Cadena Becerra, a manos del subdirector de Policía de JJ, Jaid Mothe Hernández, ya es un estigma con el que se reconoce al gobierno de San Pedro Cholula y es un problema más para su edil.
La estrategia del presidente es tirarse al piso, victimizarse y olvidar que él es uno de los responsables del homicidio.
Esta historia, por supuesto, aún no termina.
Aún falta ver los nuevos escándalos relacionados con el desvío de recursos públicos para patrocinar campañas electorales, casas, ranchos, negocios y amenazas veladas, los cuales pronto saldrán a relucir.
Tal vez por eso, trascendió, que el dirigente estatal del Movimiento Ciudadano, José Ángel Pérez García, recientemente giró órdenes en su partido para que tanto los candidatos como los integrantes del Comité Estatal de su partido se deslindaran de JJ, porque su nuevo mote los perjudicaría, el #EdilBala.
Ordenó cerrar la pinza a sus abanderados y sacudirse, de todo a todo, a Espinosa Torres.
Dicen que sus palabras textuales fueron “si él quiere hundirse, que se chinge solo”.
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